Durante la Edad Media los cartógrafos utilizaban la perspectiva oblicua. Era una idea práctica y que funcionaba bien, ya que lo que hacían era mostrar la geografía tal como la vería un caminante o un navegante.
Básicamente superponían paneles imaginarios en un mismo plano. Así llegando a Constantinopla desde al mar se verían algunos barcos, una muralla y algunas copas de las edificaciones mas altas y con la información aportada se podría encaminar el barco hacia el lugar adecuado, usando las referencias a la vista.
En 1499 uno de Borgia conquistó la ciudad de Imola en el norte de Italia y le encargó a Leonardo da Vinci hacer un mapa. Lo que hizo fue usar la perspectiva a vista de vuelo de pájaro la misma que usa hoy en día Google Maps (Vitruvio lo había desarrollado para la arquitectura).
Sin fotos aéreas da Vinci tuvo que recurrir a medidas meticulosas de todos los edificios, caminos y lotes que se verían desde arriba, con lo que logró una representación bastante precisa de Imola y es el registro más antiguo sobreviviente de ese tipo de cartografía.
Quizás, habría que buscarlo con tiempo, está acá la preocupación de da Vinci por las máquinas que permitieran volar a los humanos. No lo sabemos, pero lo que si sabemos es que la rueda del poder siguió moviéndose desde Italia hacia el Atlántico.
Para esa época España y Portugal se convirtieron en potencias marítimas y desde el viaje de Magallanes necesitaron mapas complejos, que permitieran largos viajes en los que encontrar la traza mas adecuada del viaje se veía recompensado por ganancias millonarias.
A finales del siglo 16, Portugal y España se convirtieron en potencias marítimas mundiales con puestos comerciales en todos los continentes y una flota al mando de tales mapas requiere igualmente sofisticados.
Gerardus Mercator resolvió el problema de representar en forma esférica de la Tierra sobre una superficie plana pero su interpretación era complicada, así que la próxima generación, en la que la rueda del poder empezó a girar hacia arriba, tuvo que encargar nuevos mapas para las Compañías de Indias Holandesas.
Así apareció el mapa de Plancius: usando colores, un sistema de longitudes medibles que facilitaba los cálculos matemáticos, llenando los espacios vacíos con dibujos fantásticos, estimulando a los marineros aspiraciones comerciales exóticas y cosas así los mapas de Plancius se convirtieron en la norma y durante 2 siglos fueron la base de todo planisferio.
En su Nova et exacta Terrarum Tabula Geographica et hydrographica agregaba guías de navegación que incluían constelaciones estelares como la Cruz del Sur y cosas así: el mapa funcionaba muy bien para ir de un lugar a otro y por eso fue utilizado casi exclusivamente durante la explosión comercial de la época, sin embargo cuando el destino se la iba moviendo al capitán los mapas de Plancius no eran muy útiles, y eso sucedía con las ballanes.
Hasta la invención de kerosen las expediciones de caza de ballenas producían el equivalente actual al millón de dólares en ganancias por viaje, fondos suficientes como para encargar un mapa que resolviera el problema.
Apareció así el mapa de Maury basado en diarios de navegación de balleneros que permitían hacer un seguimiento del tiempo, vientos, corrientes y temperaturas del agua. Ademas el mapa agregaba una predicción de dónde cazadores tendrían más probabilidades de éxito.
El mapa de Bunge de fines de siglo XX es la forma integrada y superadora de los cuatro anteriores.
Utiliza una perspectiva a vista de pájaro para dar una visión integral de la zona elegida, revela rutas de navegación y patrones y se basa en datos recogidos de varias fuentes, incluyendo información de los diarios locales e informes policiales.
Es una forma inteligente de integrar puntos de vista sin desembocar en el barroquismo.
Todo estaba preparado entonces para que con la utilización de información satelital en tiempo real, el uso de las geolocalización de los celulares se crearan nuevas versiones digitales de aquellos mapas que habían evolucionado lentamente, para ofrecer distintos servicios como el de tránsito (Waze), lugares de esparcimiento (Fousquare) o de emparejamiento (Tinder).