Proyecciones

Los cirujanos, lo sabemos, aman el bisturí, quizás tanto como los maestros aman la ignorancia de sus alumnos y los veterinarios la enfermedad de sus animalitos.

Mi amigo cirujano hunde su herramienta en unas cinco víctimas por día. Cuando despiertan no saben cómo agradecerle.

He visto lo mismo en los maestros. Abren a sus alumnos en dos y les dicen que crean en las matemáticas, o en Dios, o en el gobierno, o en la Patria, o en lo de “está bueno, ah!”, “bah, no se” y el infaltable ” eeeeeh …. digo”.

Luego, para su cumpleaños, las madres hacen una colecta y les hacen un regalo.

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