Una extraña historia dice que los drusos son un pueblo mínimo distribuido en un archipiélago de barrios en unas pocas ciudades del mundo.
Sin embargo cada uno de esos núcleos ha creído durante años que alguno de los otros grupos eran casi infinitos, grandes como China y que ellos eran parte de algo mucho mas extenso.
Creo que es una buena metáfora de lo que nos pasa a muchos de nosotros y las plataformas de redes sociales con sus benditos algoritmos burbuja han expandido geométricamente.
Escuchamos Bastard pop y por un momento el resto del planeta lo está haciendo. Nos interesa que en el pueblo de Totope los padres alzan a sus hijos a la noche, cuando las mareas entran es sus casas y creemos que millones de alemanes están emocionados. O imaginamos a los franceses llorando al recordar cuando se entregó la ciudad de Suiyang, después de un largo asedio que obligó a los defensores a comerse a los vecinos que no eran soldados.
Kristina Lerman a propuesto una interesante explicación de este fenómeno. Sabemos que los comportamientos sociales son contagiosos: la difusión de memes a través de una red de personas depende de que sean imitados por los demás. Luego si lo contagiado tiene suficiente agarre tiende a perdurar: así los argentinos tomamos mate como si nada y me consta de lo horripilante que resulta esta práctica para los extranjeros.
Por lo tanto la adopción de una innovación, de las normas sociales o movimientos políticos como la persistencia de convicciones completamente estúpidas o geniales son resultado de las personas que siguen una regla local simple: copiar o dejar de copiar lo que otros están haciendo.
¿Pero cuales son las condiciones en las que se produce esa imitación? Por lo común las personas carecen de un conocimiento global de los comportamientos de los demás así que deben estimarlos: ya sea a partir de las observaciones de los comportamientos de sus amigos o a partir de creencias compartidas que dan identidad y que son memes profundamente anclados en sus sistemas de creencias pero que en el fondo se sostienen en sistemas de refuerzo basados en la imitación.
Los científicos han bautizado a esta paradoja de la amistad sesgada en las redes sociales como la “ilusión mayoría”. Como resultado de esta paradoja, un comportamiento que es globalmente poco frecuente puede ser excesivamente representados sistemáticamente en los vecindarios locales de muchas personas, es decir, entre sus amigos.
Por lo tanto, la “ilusión mayoría” puede facilitar la propagación de contagios sociales en redes y también explicar por qué los comportamientos de riesgo, las posverdades extravagantes o aun los sistemas sociopatológicos de gobernanza son tan frecuentes.