Hola, este posteo se tratará sobre las redes en el territorio. Es un tema muy controversial aún, así que presentaremos como siempre 4 conceptos fundamentales y quizás en un próximo curso o Uds mismos por las suyas avanzarán en este campo con más profundidad.
El software, que no podremos acá desarrollar por cuestiones de tiempo, será el DepthmapX y QGIS para el cálculo de las variables de los mapas axiales en la Sintaxis Espacial. Pueden obtener modelos para experimentar en algunos de los servidores gratuitos.
Los cuatro puntos que les prometo aclarar son:
1- La autorganización del espacio
2- La evolución territorial
3- La teoría del centro/hub
4- Paisajes temporoespaciales
Nuestro alimentador será Paul Krugman y nuestro iluminador será Newton.
La autorganización del espacio
Todos tenemos la experiencia de acomodar las cosas en la cocina en una mudanza. No sabemos bien porqué pero la espumadera, la sartén, los cuchillos o los vasos nos van diciendo donde ponerlos.
Cuando vamos por primera vez a una cocina los utensilios quedan desparramados y empezamos a escucharlos, a tratar de descifrar dónde quieren que los pongamos.
Generalmente los cuchillo terminan en un imán en la pared, o en el cajón a mano, pero eso no lo sabemos el primer dia. Vamos probando hasta que se sienten cómodos y se dejen de mover.
Seguramente alguno podrá criticar mi versión de los hechos por animista y tendría razón, pero en realidad me estoy refiriendo a otra cosa: lo que hacemos es volvernos voceros de las inteligencias de esos objetos y de las relaciones de esos utensilios entre sí (y las inteligencias son nada más que formas que se diferencian del caos, es decir redes de relaciones).
Por ejemplo, la forma del cuchillo llama a que lo agarremos (los diestros claro) con la mano derecha, su filo llama a la rebanada de pan, para que lo usemos brevemente y lo tengamos que soltar luego, para seguir con lo de untar la mermelada. Es decir de algún modo es el cuchillo el que crea el imán de la pared. Los mayas tenían cuchillos de obsidiana, ahí nunca se hubiera desarrollado ese tipo de artefactos.
Indudablemente tiene que estar a mano, tiene que ser facil de dejar y de volver a agarrar. Pero la espumadera es distinta. Es redonda, ella se sienta y espera que le volquemos lo que comeremos y hará su trabajo tranquila. Hay que dejarla y ella se ocupa, no quiere que la molestemos: cada tanto la convocamos, generalmente los domingos al mediodía, pero mucho menos que al cuchillo de cocina. Su media esfericidad nos invita a colgarla arriba, o ponerla en el fondo del mueble de cocina con alguna cosa en su concavidad.
Sea como fuere los primeros días de una mudanza nada de eso sucede, ponemos todo por ahí dejamos que las cosas nos hablen. Y generalmente las escuchamos.
Durante unos cuantos años decidí no atender en el consultorio, solamente atendía a los pacientes en sus casas. Iba y pedía enseguida entrar al baño, miraba la cocina, los vínculos entre las cosas de la casa. Así sabía del nivel de escucha que había en ese hogar.
Pues algo similar sucede con la desarrollo de las ciudades. Empiecen como empiecen se van formando caminos, hay lugares más altos con miradores o más cercanos al río con un muelle y generación tras generación los objetos le van diciendo a los pobladores donde deben ponerlos. No solo eso, los objetos interactúan y van creando relaciones paretianas, como ya hemos visto.
Puentes, caminos, edificios centrales, suburbios tienen invariantes y futilidades y esa discriminación, el viejo tema de Tarde de lo que cambia y lo que se transforma, hizo que se desarrollaran varias discuplicas, entre ellas la geografía económica.
Aunque a fines del siglo XX la ciencia de redes todavía permanecía replegada en la lenta elaboración de álgebras matriciales en papel, autores como Paul Krugman conectaban ciencias de la complejidad con autorganización y percolación para dar conferencias sobre la evolución de las ciudades: sus primeras representaciones profesionales del espacio fueron euclidianas pero luego se originó en el famoso ensayo de Euler sobre los 7 puentes de Königsberg.
Lo importante de esto es que a partir de acá se pudo poner el foco en las formas de los objetos, sin importar sus medidas, dando lugar a la teoría de grafos.
La evolución territorial (Von Thünen)
Una de las cosas que se hacía en aquella lejanísima Buenos Aires colonial era comer y si bien España tenía restricciones para la producción de alimentos con valor agregado como el vino o el aceite de oliva nada les impedía darse los gustos en la mesa, algo que ha retratado Daniel Schlavenzon. Veamos cómo funcionaba la teoría de la localización en el Buenos Aires colonial.
Las casas se ubicaban hacia el siglo XVII en unas 15 cuadras alrededor del fuerte de la ciudad, la actual Casa Rosada. En los alrededores inmediatos a lo que hoy es la Plaza Miserere empezaban las huertas de frutas y hortalizas como tomate, hojas verdes, zapallo, chaucha, maní, así como el durazno para leña, uvas, melón, sandía y ciruela, todo lo que se cultivaban de forma intensiva.
A partir de lo que sería Avenida La Plata se hacía el trigo, por supuesto que estos límites se iban moviendo con las generaciones. Más lejos, un una frontera que generalmente estaba señalada por algún arroyo de magnitud, se ubicaba el ganado lanar, vacuno y porcino, más o menos cimarrón, pero tan abundante que continuamente generaba discordias. Es que los animales entraban a las plantaciones, que ya de por sí generaban una renta muy exigua comparada con el contrabando del puerto en el Riachuelo en el Sur.
Hacia el norte esa línea pasaba por la actual calle Paraguay, paralela a Córdoba y donde también estaban las tierras comunales que proporcionaba leña y caza de cimarrones, venados y vizcachas.
Todo esto es predicho más o menos así por la Teoría de la Localización que comienza en 1826 cuando Johann von Thünen (1783 – 1850) estableció en Der Isolierte Staar los cimientos para la investigación de la relación entre los territorios y las actividades humanas.
Así, esta distribución que describimos arriba, en la que el Cabildo y los gobernadores intervenían, se daba de un modo autorganizado, es decir se establecía un patrón regular de insistencias de zonificación económica a partir de las interacciones en el mercado y en la vida social en general.
Los recursos del Estado eran exiguos por lo tanto muchas de las infraestructuras se iban creando de un modo más o menos espontáneo. Por ejemplo alguien construía un puente y se solventaba cobrando un peaje por pasarlo, pero eso estimulaba a que unos kilómetros más arriba otro probara suerte con otro puente y así sucesivamente.
Esta autoorganización, que espero que a esta altura hayan descubierto en el manuscrito de Voynich, se puede ver en número de calles y caminos en relación a su longitud, donde podrán comprobar otra vez lo de la cola larga: pocas se quedarán con las mayores distancias, pero no solo eso, otra vez reconocerán los lazos cortos y los lazos largos y una ciudad buscando su “pequeño mundo”.
Convertida en un mapa axial, en efecto, en casi todas las ciudades, desde mesoamérica a la China antigua pasando por casi cualquier ciudad argentina actual, habrá un número grande de líneas pequeñas contra muy pocas líneas largas, 80% de las calles estará menos conectado, mientras un 20% lo está por encima del promedio.
Ahora, la cuestión es cómo evoluciona el espacio creado? Pues siguiendo estos principios de la interacción, de complejidad, de tendencia al modo pequeño mundo.
Pero para eso debemos entender que sucede con los nodos principales.
La teoría del centro/hub
Dijimos que se pensaba que los flujos entre pueblos resultaban aproximadamente proporcionales a la masa e inversamente proporcionales a la distancia, lo que habilitó la metáfora gravitacional: las ciudades con más “peso” atraía hacia sí más recursos y población en desmedro de los pueblos más pequeños.
Quizás sería interesante hacer las discriminaciones relativas a espacio, lugar y territorio. Les dejo el enlace para hacerlo. Estamos pensando en proximidad relativa o “accesibilidad” entre ubicaciones, lo que involucra calcular las distancias topológica entre nodos, la densidad de actividad de las distintas ubicaciones, la capacidad de transporte y la conectividad diferencial.
Los clusters de actividad se asocian habitualmente con altos niveles de accesibilidad; muchos de los diseños urbanos existentes intentan cambiar esos patrones de accesibilidad mediante nuevas infraestructuras de transporte.
Una vez consolidada la idea de la ciudad como grafo o como red, era natural que se diera un paso más. Ese paso fue dado por Bill Hillier y sus colegas en el Space Syntax Laboratory, de la Bartlett School of Architecture en el University College de Londres, para dar cuenta de un enfoque que tiene la particularidad de relacionar sistemáticamente el aspecto topológico y el territorial, que consiste en una caja de herramientas para cuantificar y comparar patrones en espacios construidos
Si recordamos que el Coeficiente de clustering nos dirá si una red es o no un mundo pequeño (Watts y Strogatz 1998). En Sintaxis espacial este coeficiente de junctionless de los espacios, expresa de qué manera cambia la información visual en el interior de los sistemas. La cifra expresa cuánto se conserva o se pierde del campo visual a medida que el observador se aleja de un punto (ver Turner, 2001).
De este modo, si muchos espacios se encuentran visualmente próximos a un nodo, se dice que la profundidad visual de ese nodo es asimétrica y su entropía baja. Si la profundidad visual se distribuye de manera más pareja, la entropía es mayor.
La imagen que vemos arriba corresponde a Teotihuacan, una importante ciudad cercana a la actual DF en México, donde se desarrolló una sociedad que en los últimos 20 años comienza a desentrañarse, pero que si se sabe fue de un gran impacto en cientos de kilómetros a su alrededor, al menos hasta el año 700 de nuestra era, o sea 1300 años atrás, como se está usando en la historiografía.
En esa ciudad se pueden reconocer centroides, es decir puntos nodales que organizan bordes de distancias equivalentes, como la plaza central, pero también Teotihuacán es un centroide respecto a la organización del territorio hoy México de los primeros siglos después de Cristo. Dejemos anotado que los centroides no son solamente espaciales, tambien representan dinámicas de fluidos y registros temporales.
Es posible que exista un borde, una zona que no es ni cognitiva ni urbanística, un umbral por encima del cual prevalece una representación geométrica o topológica de la grilla urbana. Es decir podría ser una de las explicaciones de la diferencia de formas de vida entre los pueblos y las ciudades.
Entonces el espacio urbano es localmente métrico pero globalmente topológico. Y esta es la idea por la que lo trajimos hoy a Newton, por su idea de la gravedad y la de convertir las manzanas en una fuerza entre planetas. si esta hipótesis de que los pueblos y las villas se nos representan mentalmente como espacios euclidianos pero cuando vamos a una gran ciudad recurrimos a patrones, quizás estemos cerca de una nueva manzana y por lo tanto una nueva ley de gravedad, se lo dejo a Uds.
Es decir, las ciudades a partir de determinada estructura prefieren representaciones topológicas en las que los factores gravitatorios de la sintaxis espacial podrían ser críticos para intervenir en el desarrollo urbano.
Paisajes temporoespaciales
Estamos terminando este curso. Empezamos con un jarrón que arrojé en mi azotea para encontrar las propiedades de la complejidad. Ahora lo vamos terminando y no puedo más que mostrarles esta imagen de un objeto que ha superado esa desintegración.
Tiene que ver con la forma de ver el mundo de los japoneses, algo que solo puedo entrever pero que tiene que ver con la estética wabi. Es una forma de creación que deja marcas de los dedos o del cuchillo en sus raciones, que de un modo sutil minimalista nos recuerda lo frágil y cambiante que es lo que sucede delante nuestro.
Eso me lleva a un paisaje de Maruyama Ōkyo, uno de los creadores de la idea del landscape mental. En esta imagen que vemos abajo, sobre un papel, nos ha retratado un lago congelado que surge entre la niebla.
Es indudablemente un instante que no se repetirá al menos así, con esas fracturas, con esa borrosidad que está por disolverse.
Geometría y topología vinculadas así permiten optimizar las configuraciones dinámicos de la red urbana y traemos a Japón porque es esa cultura el paisaje natural está cargado del simbolismo de la forma perfeccionada.
Queda entonces un último trazo de este paisaje del #TEXREDES2020 y es el pasaje del NO-Lugar al de NEO-Lugar. Es que los postmodernos nos legaron esa idea del espacio vacío de modernidad, mustio para ellos, ese espacio que vivían como donde se desgajaba el sujeto, se fragmentaba la cultura, se rompía el jarrón de la sociedad.
Los neolugares son otra forma de ver el asunto. Un neolugar es el resto territorial de un espacio en las plataformas telemáticas. Es el dispositivo donde se sorprende nuestro avatar. Puedo recomendarles una tesis sobre el asunto.
Pero ahora estamos viendo otro paisaje. Son los neolugares, espacios en las plataformas donde se reemsambla lo social, donde las nuevas generaciones recrean sus deseos, donde cometen nuevos y viejos errores, donde la vida continua, después de todo.
Tallerizado
Estamos llegando al final de sus proyectos, ahora es momento de retomar sus ideas originales, sus preguntas iniciales, los motivos de su indagación y con eso en mano recorrer la matriz y los algoritmos de análisis.
La idea es que empiecen a cerrar el trabajo, para hacer la presentación del posters la próxima semana.
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