Todo pasa muy rápido. Caigo ahora en que tengo pendiente desde el 2012 dos textos para la academia. Uno corresponde a la segunda parte de mi ensayo sobre el bostezo y el otro a la continuidad de estos dos en un texto sobre la risa.
Cada vez se me forma más clara una imagen que conecta a la risa y al bostezo, pero no avanzo más que del borrador. Las dos son acciones más o menos involuntarias, que responden a estímulos sociales, que son contagiosas y que posiblemente engloban fenómenos primariamente diferentes.
Abajo voy a puntear entonces algunas cosas que he ido acopiando y agradeceré al lector interesado que tenga recomendaciones para hacerme.
Supongamos que aceptamos que el reír comienza en el cerebro. La información en la wikipedia sobre la risa tiene mucha información al respecto. Existen múltiples áreas del encéfalo dedicados a producir el bostezo y la risa, así como muchos fenómenos que los desencadenan o lo inhiben desde el polo sociológico, por eso me gusta la idea de una nueva ciencia neurosociológica.
En la corteza cerebral, compleja, dinámico y mucho mas desconocida ahora que hace 20 años aún está por comprenderse mejor la llamada “área motora suplementaria”, región que está próxima a la del control del lenguaje y que parece involucrada en la risa, el llanto, es estornudo y otras acciones preformateadas con las que nacemos.
Lo complicado del asunto ha permitido que se arrimaran a sus costas investigadores de campos muy diversos. Eso está bueno, porque permite hallazgos impensables. Por ejemplo Robert Provine es uno de los psicólogos que se han dedicado al tema de la risa y encontró algo que habíamos mencionado para los tipos de bostezo, a saber: hay que distinguir entre risa y sonrisa.
ltzhak Fried estimuló el area motora suplementaria (hipotetizadas como el origen neurológico de la risa) por medio de electrodos en un paciente neuroquirúrgico y descubrió que el paciente no solo sonrió sino que cuando la estimulación era más intensa el paciente estalla en carcajadas.
Entremos por otro lado. Los filósofos trataron la risa, desde Platón a Bergson. Los adolescente ingleses que a principios de siglo XIX se intoxicaban con óxido nitroso pero deberían ser considerados pioneros no de ls adicciones sino de la neurosociología, cuando advirtieron que la risa perdía mucho de su potencia si se aspiraba el gas en soledad.
Estas son las dos puntas de la tenaza. Lo social y las redes de neuronas. Mencionemos algunas perlas: la Universidad de Baltimore es uno de los nodos donde se investiga la risa, entre otras cosas encontraron que los hombres provocan más risa que las mujeres y que en éstas la risa funciona como una señal positiva de aceptación del cortejo.
El extraño etólogo holandés Jan Van Hoof investiga los chimpancés y fue quien logró la decodificación de su lenguaje corporal. Así encontró que la risa se emparenta con el temor, lo que cotidianamente comprendemos como “risa del miedo”.
Algunos investigadores hicieron pie en la relación sonrisa/risa, que tendrían distintos orígenes evolutivos, aunque hay acuerdo en que la risa significa un “no tengas miedo” y que la sonrisa participa en la cohesión grupal.
La Dra Marina Davila-Ross estudia la evolución de la comunicación, la cognición y las emociones, comparando orangutanes, chimpancés y niños en su entorno social natural. Se ha especializado en la investigación de la risa y el juego. Encontró que el gesto de la risa es anterior a la vocalización en unos 10 millones de años cuando algunos primates desarrollaron rasgos faciales para comunicar rápida y silenciosamente estados de ánimo, algo en lo que las neuronas espejo parecen tener un rol clave.