En su novela de 2003 Reconocimiento de Patrones, William Gibson creó una treiteañera llamada Cayce Pollard que padecía una enfermedad bien extraña: sufría alergia a las marcas.
Incluso los logotipos en la ropa eran suficientes para que desarrollara un ardiente rush cutáneo, aunque sus peores reacciones eran provocadas por la mascota de Michelin, Bibendum.
Para alimentar más la paranoia se dice que el primer Bibendium estaba ahí, en un rincón oscuro de un taller de pueblo frances, cuando un mecánico logró reconocerlo en una pila de neumáticos, aunque posiblemente ese sea un mito más.
Debo reconocer que a mí tambien me resultó siempre macabro ese muñeco, aun hoy que te mira sentado en los paragolpes o techos de los camiones. Su silencio, su mirada, su presencia todavía de algún modo me intimida.
De chico algo parecido me provocaba otro muñeco, el porteño Chirolita. Trataba de imaginarlo cuando se bajaba de Chasman y adquiría o no alguna autonomía: durmiendo en una valija, apoyado en alguna mesa esperando el baño de barniz. Yo realmente dudaba de que fuera un ventrílocuo el que le daba voz.
Creo que todos los chicos teníamos ese vínculo emocional con Chirolita, con esa muerte viva, con esa voz sin fuente, con esa máscara que llevaba a otra máscara.
La novela de Gibson mashapea esos mundos: el marketing de patrones, los objetos vivos, la perspicacia. La algorítmica social ha avanzado tanto que por momentos parece que ya no tiene que decirnos y especialmente ahora que una nueva actualización de Watson de IBM puede entender nuestras emociones. La compañía ha presentado tres nuevas API de Watson que analizan desde el tono de voz hasta el reconocimiento facial es estados emocionales.
Google Assistant, otro de los muñecos de aprendizaje automático, en este caso de Alphabeta, puede reconocer ya los patrones de preferencias del usuario para actuar en consecuencia.
Google Home es un anexo, que se activa por voz y se convierte en el asistente por toda la casa. A través de GHome se pueden realizar tareas cotidianas como encender la cafetera o apagar la luz y recibir respuestas de Google a través de conversaciones con el dispositivo.
En un próximo posteo voy a avanzar un poco mas en estas reflexiones.