Hoy en día deberías pensar desde las intersecciones, no desde esa ciencia particular que aprendiste en la facultad.
Tendrías que re-negar de esos diplomas que colgaste en la pared y que sólo funcionan para cobrar los honorarios u obligar a tus auditorios a permanecer sentados. Te hicieron un fisiculturista cognitivo, lo lamento.
“Estudiá, recibite y explotá al obrero” decía un grafiti que se leía en el techo de la facultad de medicina y tenía mucha razón.
Sí, tendrías que considerar si en las zonas de contacto entre creencias, charlas de sobremesa, lecciones aprendidas de memoria, experiencias de esquina y hasta en sueños anotados es desde donde deberías intervenir en el mundo, desde donde dejar alguna huella en la arena.
Lo que te enseñaron no va a servirte en un mundo que cambió tanto, en un mundo donde los mensajes son los medios en los que te propagás.
Pero no tires todo por la borda, no te dejés engañar por cantos de sirenas sobre-entrenadas, que no te digan que no podés ser alumno. Ser alumno es una experiencia maravillosa, a condición de no ocupar el lugar del esclavo del maestro.
Sobre esto hay un libro de Jacques Rancière, “El maestro ignorante, Cinco lecciones sobre la emancipación intelectual”, (2003) según el cual la explicación, de esas que escuchaste hasta el hartazgo, no es solamente “atontadora” sino el Vínculo mismo del orden social o por decirlo de algún modo el corpiño del deseo.
Como explica el libro ya predicaba Joseph Jacotot hace 2 siglos que “quien enseña sin emancipar embrutece” y que “el papel del docente debe limitarse a mantener la atención del alumno”, mucho no hay para agregar.
Claro que es así (mas allá de que muchas psicoterapias ya se afirman en esta idea desde hace mas de un siglo), pero libro El Maestro Ignorante está siendo malinterpretado por algunos, que consideran a cualquier pedagogía obscena en sí misma y más aquellas en la que se incluya como actor al “alumno”: sería para ellos una “resistencia al cambio”, una paparruchada, feedback negativo, impedimentos a que los no-alumnos se emancipen y cosas por el estilo.
(Son cuestiones políticas, como no podría ser de otro modo, lo sabés).
Nada de esto resuelve realmente el problema de la hipertrofia cognitiva de la que sos o fuiste víctima. Es que en realidad la palabra “alumno” no tiene origen griego, no se compone de un “a” (significando “sin”) y de “lumen” (significando “luz”) sino que su etimología es latina.
No. “Alumno” (según el Diccionario de la Real Academia Española) proviene del verbo latino “alo, alere” que significa “alimentar” : se trata de un nombre proveniente del verbo “alo” que puede significar tanto “que alimenta, cría o educa” como “alimentado, criado o educado”. Esto lo aprendí porque tenia ganas, claro, pero alguien se había tomado el trabajo de escribir el diccionario y la wikipedia…
Por todo esto los alumnos deben ser alumnos y deben ser servidos, alimentados desde el lugar de la pregunta, hablándole a las paredes cuando sea necesario.
Yo creo que hay que poner comedores cognitivos, hay que servir una buena sopa de conversaciones todos los días, hay que conseguir nutricionistas de los que te dan dietas variadas (no fisiculturistas cognitivos que solo comen huevos y fruta) y decir las cosas desde los puntos donde saltan las chispas.
Que te digan boludo, que te digan incomprensible, que te digan lo que digan vos seguí, seguí como un mozo anónimo de una cantina perdida en los suburbios: preguntando a los comensales de que quieren alimentarse, repartiendo menúes a troche y moche.
Que no te importe: hay que tirar ideas desde los vagones en movimiento, hay que llenar las heladeras de cuentos, hay que distribuir mamaderas de creencias viejas y subir blogs y publicar papers y escuchar conversaciones del subte.
Que los fisiculturistas se queden en sus gimnasios cognitivos, demostrándole a sus fans cuan larga la tienen.
Eso es lo que queda por hacer, es lo que quería decirte cuando te proponía descolgar los títulos y pensar desde las intersecciones.