El futuro incierto del trabajador argentino
El Renacimiento occidental tuvo, en la invención de las “expectativas” y de la noción misma de futuro, su mejor carta. Hasta entonces prácticamente no existía mucho mas “futuro” que unos meses por delante, ni mucho más riesgo del que, cumplido o no, tarde o temprano pasaría a formar parte de los recuerdos de las próximas generaciones.
Revoluciones industriales y expansiones territoriales mediante, las sociedades europeas y sus satélites se fueron tomado 500 años para recolectar objetos, historias y grandes esperanzas que garantizaran medianamente que, viviendo con ciertos principios éticos, al menos una parte del porvenir les pertenecería: el trabajador argentino fue un heredero más de esa tradición.