Tamburrini, Russomano, Fernández y el Gallego Carlos García escaparon desnudos y todavía atados de un Centro Clandestino de Detención, el 24 de marzo de 1978.
Carlitos se exilió en Barcelona, donde se casó felizmente y tuvo unos hijos hermosos y según las noticias del día, uno de ellos producto de una violación, asuntito por el que estuvo preso durante 10 años.
No podemos saber si la noticia es cierta y de serlo se podría decir que el Sr García habría cumplido una larga condena con la que tuvo tiempo de reconocer su error para reinsertarse re-educado en la sociedad.
Tan probablemente sea así que, soltado de su cárcel barcelonesa en 2011, vuelto a la Argentina, los kirchneristas lo ubicaron de inmediato en el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos y lo incorporaron como un héroe más de su lucha contra una dictadura que terminó hace mas de tres décadas.
Veamos con un poco de detalle el asunto. Aunque no sea verdad lo de la violación y la cárcel subsecuente, sí sabemos que este señor se escapó de un centro militar clandestino y que por lo tanto fue una de las víctimas del terrorismo de Estado de aquellas épocas, y no mucho mas, porque en el sitio de DDHH del gobierno se informan qué colectivos llegan hasta las oficinas ministeriales, pero no quienes son los miembros de su honorable plantilla, lo que es una forma velada de opacamiento de información
Sí sabemos tambien que La Mansión Seré (o Atila) fue un centro secreto de detención durante el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional en la lejana década del 70, que dependía de la Fuerza Aérea Argentina y que estaba ubicada en una casa antigua en Morón, Provincia de Buenos Aires.
Los militares, tambien con el objetivo de ocultar cualquier información peligrosa para sí, incendiaron luego el inmueble y posteriormente los funcionarios de la democracia terminaron de demoler todo, para levantar allí un centro deportivo.
Hasta acá, repito, no podemos saber nada más, salvo que la historia ha sido instalada en la agenda pública. Pero tambien podemos sacarle jugo al asunto, porque todo esto es un excelente ejemplo para visualizar la lógica absurda del autodenominado kirchnerismo de dar un valor absoluto al haber sido víctima del gobierno militar de hace 40 años.
Mi hipótesis es que la sobrecarga épica sobre las víctimas de los militares no alude solamente a una porción mas del relato distractivo K, al mito ocultativo y fundacional de los K, sino que devela una trama que es muy fácil de poner a la vista: al premiar al Gallego por su escape (ignorando sus antecedentes como violador) lo que los kircneristas hacen sin saber es elogiar al dispositivo de dominio militar, a esos encarcelamiento, a su perfeccionado diseño de control casi inexpugnable, porque sino: ¿cual sería la gloria de Garcia si hubiera fugado de un lugar poco sofisticado, facil de eludir, abierto? ¿Qué sería lo notable de una situación en la que alguien lo único que hace es escapar de un lugar terrible, sino justamente lo terrible mismo, el poder del opresor, del dominador, del amo? ¿Que se alude entonces sino a ese amo, que aparece desdibujado y distribuido como una hojarasca en una historia que se va lentamente alejando del presente?
Dicho de otro modo: reconociendo un pequeño atributo reconocible de la víctima (su huida), lo que se hace al rescatar esa parcela de la historia es subrrayar el poder demoledor del amo, del victimario y al hacerlo con la indiscriminación de los K lo que se pone en juego no es otra cosa que su admiración secreta por el terrible sistema de control de la sociedad que la derecha impuso en los 70 sobre cada uno de los que estábamos vivos en esa época. ¿Qué otra cosa sería entonces el tristemente famoso “vamos por todo” pronunciado por la presidenta Fernandez sino una admiración por aquel vamos por todo que ejerció el lopezreguismo y su continuidad militar representado en las triple A y los centros clandestinos de detención?
El tema podría leerse usando como una metáfora otro relato, el del psocoanálisis freudiano, cuando con el concepto de la envidia del pene intenta en-castrar en su teoría lo que surge del descubrimiento de la diferencia anatómica de los sexos: la niña, que se siente agraviada en comparación con el niño que si tiene pene, desea tener ella tambien el suyo, lo que derivará luego en dos vertientes: deseo de poseer un pene-hijo y deseo de gozar de un pene-coito.
La envidia del pene tambien podría en el modelo freudiano adquirir formas patológicas, un “querer tenerlo” a toda costa, que implicaría un reblandecimiento de los vínculos con la madre, a la que se responsabilizada por esa falta de pene, tal como el kirchnerismo nos culpará tarde o temprano de no haber estado a su altura, de no haberles dado su pene. Por ahora a nivel mundial empieza a ser comparada con Kadafy.
Lo que devela esta historia de viejos escapes y cuestionables nombramientos es la profunda envidia del kirchnerismo respecto al lopezrreguismo y su continuidad en el gobierno militar de los 70.
Ojalá las nuevas generaciones dejen todo esto de lado, pero lo que he querido mencionar con la metáfora de la envidia del pene o la admiración de la así llamada “izquierda peronista” por su hermano la derecha lopezregista extendida en sus delegados militares, será una piedra ineludible, un capítulo que nos encontraremos tarde o temprano cuando queramos entender que nos hicimos los argentinos durante estos años de peronismo.