Sobre la posthumanidad y la neohumanidad
En 1632 Descartes creyó ver en sus clases de anatomía que algo de la singularidad humana podía estar alojado en la glándula Pineal.
Luego dió un paso crítico: descartó de plano su propia idea y se imaginó que en vez de un órgano podría tratarse del pensar, y luego del existir.
Han pasado 4 siglos y todavía su ingeniosa solución de una glándula abstracta, que aun sin existir nos hace diferentes, nos resulta útil (con mas o menos Freud, claro).