Vida y muerte en las grandes ciudades
Este 2 de abril fue feriado y estuvo bien nublado.
Era la tarde cuando la TV todavía festejaba casi indisimuladamente la muerte de Alfonsín (bastaba ver al vicepresidente en ejercicio saludando a los balcones desde lo vitoreaban con un “cobos-cobos”).
En el supermercado la clase media se disponía en largas colas de carritos a full, rumbo a las pobres cajeras que se espantaban de los productos que todavía les quedaban por pasar.
Yo estuve leyendo Vida y muerte en las grandes ciudades de Jane Jacobs donde se puede descubrir porqué los políticos son tan intercambiables y los habitantes tan repetitivos: la diferencia está en la matriz de miradas y las miradas, dice Jacobs, están siendo alisadas.