Ricardo Iribas, olvidado
Hay un lugar en la Provincia de Santa Cruz, abundante en pingüinos desde hace milenios, donde Fitz Roy hizo reparar la nave Beagle, esa en la que viajaba Charles Darwin.
El trabajo consistió en agregar al casco planchas de cobre antes de cruzar al Océano Pacífico y quizás, como decía Anibal Ford, continuar con las tareas de espionaje que se le habían encomendado.
Décadas después, en ese inhóspito lugar, la marina argentina tenía previsto hacer balizamientos que permitirían luego colocar faros para favorecer la navegación de la zona. Había que tomar medidas, establecer distancias, colocar marcas.