El multitasking resultó ser todo lo contrario
La mente nos orienta, nos engaña, nos confirma creencias infantiles, nos da paz, nos tranquiliza cuando deberíamos estar preocupados, nos hace felices con poco, nos permite vivir en un mundo de pantallas conectadas con algoritmos, nos mantiene vivos.
También hace que casi todos los días hagamos las cosas por las que tenemos algún éxito, nos mantiene firmemente atados a creencias que raramente podemos sostener seriamente y que explican nuestros fracasos, nos da una personalidad que no es más que una cristalización de golpes de tenis con los que nos sentimos conformes algunas vez. En definitiva, nuestra mente hace las cosas de un modo pobre, limitado, pero es lo que tenemos.