Nadie sabe qué puede pasar
Ninguno de nosotros se trataría en un hospital o clínica sucia. Nadie comería carne producida en un establecimiento sin higiene, al menos si lo supiera. No enviaríamos a nuestro hijo a un jardín de infantes contaminado.
Propongo acá un salto metafórico: ¿Por qué entonces vivimos como si nada en una sociedad contaminada de sobornos cotidianos, de tráfico de influencias y de inflación de palabras, valores y reglas comunes?