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En 1996, cuando empecé a postear regularmente en la internet nocturna, pocos escribían y eran aun menos los que leían eso que después iba a llamarse “blog”.
Para mantener un sitio actualizado diariamente había que recurrir a los amigos, convencerlos por teléfono de que enviaran sus textos y luego esperar que lo hicieran trabajosamente, después de cortar la llamada, con modems de 14k baudios. [Read more…]