Durante unas cuantas décadas, influido por las conferencias sobre ética de Alejandro Ariel, desconfié de la moral. En realidad podía meter en casi todo argumento lo de la ética del deseo aunque claro, eso me llevara a tener que hacer despues algunos epiciclos para demostrar que la Tierra estaba en el centro y no el Sol. Recuerdo aquella definición tan intrigante: la moral es descansar en los signos del otro. Para nuestra generación la moral sonaba como algo más hipócrita, porque era la posición que adoptábamos en sociedad, en cambio la ética era lo que elegíamos en la soledad.
Sea como fuere la cosa funcionaba aceptablemente bien, era políticamente correcta y denostaba a las viejas organizaciones de la modernidad industrial, tales como la Iglesia, la policía, la escuela, los hospitales y las fábricas, algo que los postpunks argentinos adorábamos, aun sin saber nada del postpunk.
También esa idea daba un subterfugio para no caer de lleno en esas metáforas propias del insumiso impulsivo: el que roba, el que mata o está afuera de la Ley lo hace porque es el capitalismo es que lo ha llevado a ese punto de no retorno. Los inmorales nos han iguala’o, dice el tango y la ética del deseo se metía por ahí. Empate técnico.
La cuestión de cómo evolucionan las creencias nucleares de la sociedad es intrigante y de hecho aun no hay conclusiones consensuadas. Una de las formas en las que emerge esta discusión es en la economía política donde el bando de los conservadores liberales promueve una perspectiva individualista, meritocrática y competitiva, mientras que las concepciones de izquierda, quizás más fragmentadas y abiertas, apuestan por una versión que incluya la cooperación, la solidaridad y el combate contra la desigualdad.
Sea como fuere uno tiende a pensar que la perspectiva anglosajona, mas empírica y pragmática, debería ser donde las ideas de los Hayek si consoliden con más fuerte, sin embargo me entero que Scott Curry con otros colegas crearon una Teoría de la Moral en la plantean que curiosamente que diferentes tipos de moralidades que se corresponden con otras formas de cooperación y que estos pares moral-cooperación son emergentes de un largo proceso darwiniano. De entrada suena bien, al menos para los responsables y los que cumplen con las reglas. Eso no quita lo que hace poco me dijo alguien: eso de las responsabilidad, como los perros, es cosa de pobres.
Para Scott las reglas morales nos ayudan a trabajar juntos y de un modo más eficiente. Estas ideas fueron capaces de reproducirse meméticamente con los siglos simplemente y de alguno manera fueron elegidas o seleccionadas por la evolución cultural.
La idea básica es que los humanos somos animales sociales que evolucionamos hacia la cooperación. Algo parecido habían hecho las hormigas, que primero eran individualistas y sólo compartían un agujero, pero poco a poco sus genes y sus repeticiones comportamentales fueron creando el hormiguero como lo vemos hoy en día.
La cosa no es tan simple. Visto con más amplitud y complejidad podemos llegar a la conclusión de que instintos, intuiciones, inventos, instituciones y distintas organizaciones motivan nuestros comportamientos cooperativos a las que, a su vez, les dan sentido. Es una trampa lógica, pero funciona.
La Moralidad sería ese acumulado de estrategias de cooperación y estaría formado por siete tipos básicos de diferentes de cooperación:
1- Selección de parentesco (cuidado de los grupos primarios).
2- Mutualismo (clubes, camarillas y grupos)
3- Reciprocidad o cooperación condicional (ayudar a quien te ayuda y perjudicar a quien te perjudica).
4- Heroísmo
5- Sumisión jerárquica
6- Justicia (repartir los recursos de forma equitativa)
7- Respeto a la propiedad (abstenerse de robar)
Así, según esta teoría, sería moralmente bueno amar a tu familia, ser leal a tu grupo, devolver favores, ser heroico, respetar a los superiores, ser justo y respetar la propiedad. Lo llamativo es que sociedad agrícolas alejadas de Occidente como los mayas o los pueblos andinos habían seleccionado culturalmente principios semejantes.
En otra línea pero cercana Jonathan Haidt en El perro emocional y su cola y otros textos plantea que si bien la moralidad tiene sentido sólo dentro de la teoría de la evolución social funciona como twitter: son intuiciones, respuesta breves, aprehendidas, rápidas y más o menos automáticas que están fuera de nuestro ser racional.
Su Teoría de los Fundamentos Morales, basada en sus experiencias de juventud en la India, recoge conceptos morales de la cultura del sur de Asia: de la Ética de la Autonomía, de la comunidad y de la Divinidad (ideas de Shweder) Haidt clasifica los sistemas psicológicos sobre los que se fundamenta la moralidad en seis campos:
- Daño/Cuidado
- Imparcialidad/Reciprocidad.
- Endogrupo/Lealtad (implica mecanismos que evolucionaron durante nuestra larga historia de tribalismo)
- Autoridad/Respeto (implica antiguos mecanismos primates para manejar el rango social, el estatus, matizados por la obligación de los superiores de proteger a los subordinados, función que cumplen los machos alfa en los chimpancés, por ejemplo)
- Pureza/Santidad
- Libertad/Opresión
Haidt aplica esta clasificación de los pilares de la moralidad en campos políticos, por ejemplo para intentar entender las diferencias entre republicanos y demócratas en USA. Así cree ver que los demócratas basan su ética en los dos primeros principios (1 y 2), que también utilizan los conservadores, pero los conservadores utilizan además los otros, que son rechazados por los progresistas.
Los demócratas según Haidt utilizan una parte del espectro moral más pequeña que la que utilizan los republicanos. Pero lo interesante es que las prácticas culturales son embebidas en estas creencias nucleares. Por ejemplo la música que escuchan los demócratas puede sonar bien a los demás demócratas pero a los republicanos les suena incompleta y hueca.
La idea de Haidt es repensar desde esta matriz los bloques en los que tiende a partirse la política y de ese modo colocar puentes de conversación entre unos y otros. El psiquiatra evolutivo español Pablo Malo viene trabajando los peligros de la moralidad y cómo es esto contraintuitivo según el cual la moral en mucho más relacional que un atributo de los buenos y un atributo que funciona para que el grupo permanezca. Somos buenos y eso puede significar que hagamos cosas inmorales? O visceversa? Acaso los grupos tienen alguna identidad, alguna especie de conciencia supra?
Es a nuestro entender una versión inteligente, aunque atributista y que por lo tanto merecería una reformulación que incluya las configuraciones o patrones a través de los cuales circulan y se estabilizan estas ideas de Moralidad.
Me gustó la idea de incluir la imagen del Dr Miguel Figueroa, nada sé de él, salvo que fue una vez a firmar el certificado de defunción de un vecino al que le diagnosticó un infarto, a pesar de que tenía unas cuantas balas adentro del cuerpo, cuando fue llevado al velorio.
Que lo habrá llevado a ese error?
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