El capitalismo está en crisis. No es novedad. Está en crisis. Otro tropezón más. Siempre cayendo y siempre calculando como no golpearse contra el piso, eso es el capitalismo.
Hay que repensarlo con esta premisa de la caída permanente, pensarlo mientras se repiensa en la caída. Reinventarlo. Transformarlo antes que implosione y se convierta en una máquina más loca aún de destilar ricos y excluidos.
Hay quien dice que eso de reinventarlo ya se hizo. Lo hizo el populismo. Hay quienes dicen que el capitalismo terminó en 1930 cuando el desempleo le dió impulso a la concentración y a las grandes corporaciones y en contra de todos los pronósticos el trabajador empezó a ser una máquina de consumir.
Y que junto con el capitalismo, dicen, también terminó el socialismo. Pero otros creen que se le apagó el motor en 1973 cuando se terminó el petróleo, pero que siguió lo que pudo, aprovechando la pendiente china.
Y quien dice que los populismo de empresarios, esa forma política barroca del siglo XX, ya hizo el trabajo sucio de poner a todos en contra de todos, de modo de que la máquina de vaya apagando del todo hasta que sólo pequeños islotes de acumulación de recursos sea posibles.
Sea como fuere alg nos dicen los libros y es que el capitalismo sólo funciona en espacios económicos que crecen al 3% anual. Podems seguir así?
Hoy, acá, ahora
Nosotros, decimos desde el granito de arena, creemos que hay que repensar el capitalismo desde un socialismo creativo, creemos que hay que repensar el crecimiento, el lugar del trabajo y del dinero, pero sobre todo quién hace, cómo, qué cosas y para quién.
Mal que le pese a muchos el capitalismo no está pudiendo resolver problemas que antes si podía, al menos ilusoriamente. Si bien el #COVID19 aceleró problemas que aparecían tibiamente la posibilidad de un colapso ya es evidente, no un delirio.
Vistos con cierto detenimiento los mercados liberados de regulaciones han llevado la desigualdad a niveles inaceptables: es suficiente. Se les dió la oportunidad con democracias iliberales, con las nuevas formas de populismo y hasta con el autoritarismo chino y realmente no funciona. El problema podría ser que sólo se haya pensado en crecimiento.
Inclusive la promesa a las próximas generaciones de una apacible jubilación con acciones de empresas industriales terminó siendo un gran timo. Nunca crecieron los suficiente y cuando lo hicieron se movieron hacia la obsolecencia y la miniaturización.
Las empresas dedicadas a la renta exclusivamente, si bien ya no eran del todo ajenas al calentamiento global, fueron impotentes para hacer cambios que al menos pudieran ralentizarlo. Y ahora vino la pandemia infinita, con millones de personas perdiendo sus trabajos, y los incendios forestales masivos, alimentados por el cambio climático, que azotaron a todo el planeta.
Ahora todos los síntomas de un sistema económico disfuncional se volvieron evidentes. Que Corbyn y Sanders hayan comenzado a cuestionar los fundamentos del capitalismo, en particular esa idea tan ingenua del libre mercado para generar prosperidad y resolver nuestros problemas es solo el principio.
Poco a poco ideas como el fin del crecimiento por el crecimiento mismo han sido adoptadas por movimientos políticos diferentes, desde partidos republicanos a movimientos populistas.
En el núcleo del movimiento de decrecimiento se encuentra la crítica mas aguda del capitalismo mismo. Si el capitalismo depende fundamentalmente del crecimiento por sí mismo, el “decrecimiento” se refiere a un proceso de reducción del impacto de la economía del crecimiento en las ecologías en peligro, abandonando la vieja idea el PIB como medida de bienestar y apuntando a una economía equitativa y de oportunidades.
Pero no solo se trata de decrecer, o detener algunos crecimientos: se trata también de un proceso de remediación que habrá que poner en marcha lo antes posible, tento en los ecosistemas naturales como en los humanos y maquínicos.
El daño que el crecimiento ha hecho todavía puede resolverse.
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