Ahora vamos a empezar a entrar en el socialismo creativo en sí, luego de revisar los antecedentes que nos permiten entender de dónde viene el socialismo. Un elemento central de este asunto son las tecnologías de la colaboración competitiva, las tecnologías semillas, ideas que están conservadas pero que necesitan volver a brotar y crecer en un territorio propicio.
Quiero usar como ejemplo la idea del proyecto de ley Producción Social Autogestionaria de Hábitat Popular que se basada en cambiar el paradigma de la producción actual en Argentina, apoyado en empresas cooptadoras del Estado (que fue el modelo predominante en el siglo XX) por otro sostenido en organizaciones sociales lo más autogestionarias posibles, lo más iguales y solidarias (cooperativas, mutuales, sindicatos y asociaciones civiles), sostenidas en dinámicas participativas y decisorias, de carácter no delegativo ni asistencial.
El interesante proyecto proponía que las organizaciones pudieran administrar recursos del Estado para la “producción de bienes de uso para la materialización de derechos humanos básicos (trabajo, educación, vivienda y hábitat, salud y cultura) promoviendo e impulsando, a través del trabajo autogestionario, la confluencia de saberes, prácticas y capacidades en los planos materiales, intelectuales y afectivos.”
Por ejemplo: en vez de contratar las viejas clínicas psiquiátricas que se apropian década tras década de los contratos de PAMI, IOMA y otras organizaciones controladas por el Estado, podrían establecerse vínculos de prestación con cooperativas de prestadores (psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales, etc) que a su vez tuvieran en cuenta el respeto e inclusión de la multiculturalidad, la equidad de género y enfoques diferentes que permitirían que los afiliados pudieran optar por un u otra modalidad terapéutica.
Esta nueva herramienta incluiría la distribución de las ganancias ya que la producción de carácter solidario se realizaría sin patrones en su estructura de relaciones sociales.
Este tema está lleno de malosentendidos y axiomas estúpidos. El desarrollo no es necesariamente consecuencia de la satisfacción de los grandes capitales, ni con la financiarización de las producción y los servicios: muchas veces esos procesos provocan la expulsión o segregación de unidades pequeñas de producción y el consecuentemente el acrecentamiento de las desigualdades.
Ahora bien, estamos en la época de “la política es así”, del “hay que tragar sapos” de los “fenómenos irreversibles” (Negri) pero la verdad es que se debería retomar la idea de “la vida en común”, de la co-pertenencia mutua, de la democracia como forma de vida y salir de esta concepción, del malentendido de confundir al ciudadano como alguien con derechos de consumo.
Pero también hay que reconocer que las leyes no alcanzan, que no ofrecen suficiente garantía para las transformaciones necesarias, sino que son una de las partes. Eso parece saberlo Stacy Mitchell que es codirectora del Institute for Local Self-Reliance, una organización americana dedicada a la investigación y defensa que lucha contra el control corporativo y trabaja para construir comunidades con prosperidad, pero equitativas.
Stacy señala continuamente la importancia de las pequeñas empresas y las políticas públicas que impulsan su declive. Este año se destacó a Stacy en el New York Times por su análisis del poder de Amazon y su liderazgo en la construcción de una amplia coalición para desafiarlo.
Ha escrito varios informes y artículos influyentes sobre la corporación, incluido un artículo de portada de 2018 para The Nation , donde afirmó: ” Amazon no solo quiere dominar el mercado, quiere convertirse en el mercado”.
Mitchell también ha escrito para otros medos como The Atlantic , Bloomberg , Washington Monthly y Wall Street Journal y es autora del libro Big-Box Swindle que paradójicamente se vende en Amazon.
Es impresionante como Mitchell ha desarrollado y ayudado a promulgar políticas municipales, estatales y federales que nivelan el campo de juego para las empresas independientes en USA, frenan el poder corporativo y fortalecen las comunidades.
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