La credibilidad está en el segundo piso, arriba de la confianza y la confianza está en el primer piso apoyada en un conjunto columnas hechas de creencias, valores y actitudes compartidas o aceptadas.
La confianza es un concepto complicado porque tiene que ver con la tolerancia al cambio respecto al pasado y al error en el futuro. Es evidente que a este tema se puede entrar por el lado de los políticos.
Por ejemplo: podemos confiar en un Secretario de Gobierno como Felipe Sola que aprueba el uso de un transgénico sin que se cuenten con los avales suficientes aun sospechando los eventuales efectos sobre las poblaciones expuestas? ¿Y si los avales existen pero son provistos por Monsanto que tiene intereses comprometidos: se le puede tener confianza? O cuando se le puede volver a tener confianza?
Felipe Sola es para mi un ejemplo de político: cambia de grupo como de calzón, opina hoy lo contrario que ayer y está dispuesto ir a toda fiesta a lo que lo inviten, con tal de mostrarse y hacer conexiones con quien sea. Su estrategia es la de la política y por lo tanto así son los políticos: increíbles.
La credibilidad en los políticos está muy afectada pero reconozcamos que otras credibilidades tambien: las religiones ya no pueden hacernos creer en la vida después de la muerte, las escuelas no pueden hacernos creer que las notas tienen valor ni la policía que está para proteger a las clases medias que aun no tienen vigilancia privada ni alarmas conectadas. Pero la credibilidad de las ciencias y de las humanas en especial tambien está por el piso.
Por un lado el programa de investigación crítico, el basado en las sospechas, ha perdido la heurística que supo tener hasta fin del siglo pasado y al mismo tiempo su contraparte, el programa empírico, vuelca por otros lados.
Ademas hay otra cuestion clave: mentir es extremadamente fácil para los humanos y nuestra capacidad para darnos cuenta de que nos mienten acierta apenas en en 54 % de los casos.
Veamos un ejemplo: Diederik Stapel, de la Universidad de Tilburg y sus mas de 50 artículos falsos es uno caso mas. Tremendo. Junto a eso nos enteramos que en un estudio minucioso que intentó replicar 100 estudios publicados en tres revistas líderes en psicología la mitad no pasó la prueba. Otro paper del campo de las ciencias sociales de gran impacto en los medios de comunicación sobre la comunidad gay resultó ser un fiasco.
Alguno dirá que nadie lee esos artículos. O casi nadie. Pero no exageremos: son leídos por muy pocos, pero artículos esas revistas top construyen el conocimiento básico a través del cual las futuras generaciones de especialistas en ciencias humanas comprenden la dinámica de las interacciones sociales, de como son las relaciones, el aprendizaje o la memoria.
John Ioannidis, director del Centro de Investigación de Innovación de la Universidad de Stanford, estimó que aproximadamente la mitad de las publicaciones referidas a temas médicos publicados altera los datos iniciales y encontró que en psicología ese porcentaje fue aún mayor. El problema no hubiera sido tan grave si se hubiera detenido ahí, pero no lo hizo: la biología celular, la economía, la neurociencia, la investigación con animales y medicina estaban tan distorcionadas como la psicología.
La conclusión podría ser que la mayoría de investigación científica es fraudulenta, tema que otras investigación intentan mensurar, pero no toda: quizás alguna relación debe haber entre grupos de investigación y los fondos para sostenerlos para que las cosas se den así.
Según Peter Rost, ex vicepresidente de Pfizer, las empresas privadas utilizan el dinero para comprar mas influencia que hechos contrastables: ofrecen subvenciones para diversos tipos de investigación pero los investigadores no van a continuar recibiendo dinero a menos que publiquen lo que las grandes farmacéuticas quieren que digan.
Todo esto se da en un contexto donde el ganador se queda con todo: los grupos que mas trabajos publican y mejor se enlazan con otros obtienen cada vez mas recursos, que le son sustraídos a un campo limitado, por lo que muchos otros grupos quedan desfinanciados.
Además del financiamiento privado otro distorsionador es que muchas publicaciones tienen como única finalidad la necesidad académica para estar acreditado y eso atraviesa a las investigaciones financiadas con fondos públicos. En esto el mundo académico es comparable con el ciclismo, el fútbol, las finanzas o cualquier otro campo donde se dan propiedades emergente que estudia la ciencia de redes.
Así las cosas cada acción tiene su reacción, así podemos ver lo que algunos desconfía en PoliSciRumors.com, econjobrumors.com o socjobrumors.com.
Muchas encuestas han preguntado directamente si los científicos que han cometido o saben de un colega que cometió inconducta científica, pero los resultados son difíciles de comparar y sintetizar.
Un estudio de hace unos años de Daniele Fanelli encontró que la frecuencia con la que los científicos falsifican datos o cometen otras formas de mala conducta científica es un tema controvertido.
Tomó 21 estudios sobre el tema y concluyó que 2% de los científicos admiten abiertamente que han falseado una investigación al menos una vez pero hasta un 34% admitió prácticas cuestionables aunque las frecuencia real de conductas reñidas con la ética científica podrían ser mayores que esto teniendo en cuenta que estas encuestas hacen preguntas sensibles y tienen otras limitaciones.
Sea como sea algo anda mal y deben mejorarse los sistemas destinados a mitigar los errores evitables y los fraudes. Lamentablemente la decisión sobre estos temas está a cargo de mentirosos por naturaleza, como son los políticos y no de protocolos compartidos y razonables. Sin embargo parece que el apoyo público parece ser imprescindible para mejorar la credibilidad en lo que dicen los científicos.
Mientras tanto cuestiones como la incógnita sobre los efectos de los agrotóxicos o los disruptores endócrinos seguirán en un lugar complicado, en un país como Argentina que tiene como única actividad rentable la extracción de nitrógenos de la tierra mediante soja trasngénica, caja sobre la que se apoya toda estrategia de los políticos vernáculos.