Cual es la probabilidad de que la próxima persona que pase por esa puerta mida un metro ochenta? De que esta campera aguante un par de años más? Que esa manzana caiga justo cuando alguien esté reflexionando a la sombra del manzano?
Así pensamos, como si nuestros edificios mentales estuvieran dedicados a ignorar que la probabilidad de ocurrencia de un suceso casi siempre está condicionado por la ocurrencia de otros, es decir, cuando pasa algo hay una probabilidad de causas. Causas, no determinaciones.
La religión polinizando la ciencia
Este problema fue presentado originalmente por el no conformista Thomas Bayes en 1736 un estudio sobre las fluxiones, un nombre que me atrae mucho, y que se refiere a lo evanescente o a las integrales. Es decir, se trataba de un texto de apoyo a las ideas de Newton. Como sucede muchas veces en estos casos recién tuvo trascendencia póstumamente, cuando unos textos suyos fueron leídos en la sociedad científica.
Este pastor en 1731 había publicado La Divina benevolencia, un texto teológico donde trataba de porqué si Dios tenía muchos fines, el principal consistía en que fuéramos felices, sin embargo se carteaba con los matemáticos y físicos de la época.
Bayes propuso que la probabilidad de un suceso es una complicada relación entre lo a priori, lo a posteriori y las evidencias, pero sus ideas son las que permiten hoy en día realizar inferencias inductivas gracias a los desarrollos que hizo luego Laplace.
La idea de Bayes era que pudiéramos sacar una conclusión con respecto a la probabilidad de que ocurriera un hecho bajo la suposición de que no sabemos nada acerca de él, excepto que, en las mismas circunstancias, un cierto número de veces ha ocurrido y otro número de veces no ha ocurrido. (Richard Price).
Hay una forma más simple aún de expresarlo y es que cuando desconocemos algo, lo que sea, seguramente encontraremos un pequeño grupo de explicaciones más probables y que entre ellas existan algunas formas de interacción que las relacionen.
Es lo que nos sucede cuando no encontramos las llaves cuando vamos a salir de casa: habrá tres o cuatro lugares donde ir a buscar, no sabemos porqué, pero siempre están acá o allá.
Podría inicialmente estar en cualquier lugar de la casa, y sin embargo casi seguro va a aparecer en alguno de esos lugares.
Bayesianos del mundo uníos
Las aplicaciones son extensísimas: en derecho, satélites, política, informáticas, antropología, filtros de spam, genética, medicina, juegos, sistemas de control, delito, economía, etc. En fin, habría que hacer la lista de donde no podría aplicarse.
Para los que no somos matemáticos es muy recomendable seguir a los bayesianos que aplican este modo a sus prácticas. Van algunos Andrew Gelman @statmodeling (ciencias políticas) , Richard McElreath @rlmcelreath (antropología evolutiva) Dale Poirier (economía), Kathleen Hall Jamieson (comunicación), Kathleen Hall Jamieson @APPCPenn (comunicación), Sophie Poirot-Delpech (socioantropología del medio ambiente), Paolo Campana (criminología), Jim Berger (teoría de la decisión) o Leslie Gelling (nursing).
Lamentablemente me he encontrado muchas veces usando expresiones desde la álgebra matricial o en el territorio del análisis de redes sociales y mis interlocutores, a veces reconocidos profesores, han tenido graves dificultades para comprenderme, cosa que se podría mejorar bayesiando un poco los programas de las licenciaturas, especialmente en Ciencias Sociales un territorio muy afecto a las revoluciones.
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