1- Tengo la idea, quizás equivocada, de que los soldados chinos no actuaban con ira, sino que su fuerte era justamente la capacidad de actuar fríamente, desprendidos del enojo.
Cuando veo en las noticias que algunas provincias de China han convertido lo que era Internet en un sistema de premios y castigos algorítmicamente organizados no puedo dejar de decir que a mi me tocó ver el origen alegre del Internet de los 90, antes de su lanzamiento comercial.
Una de las cosas que retengo de esos años es lo poco agresiva y colaborativa que era la dinámica de los intercambios. Bastaba la pregunta más tonta y los pocos amigos de la BBS se lanzaban a ayudarte casi cuando la terminabas de postear. Es que eramos pocos y nos conocíamos bastante y nos ayudábamos como en un pueblo pequeño.
Sin embargo las cosas empezaron a cambiar poco a poco y nos cocinamos como la rana de la sartén. Hoy eso que llamábamos internet es una maraña de filtros burbujas, algoritmos de segmentación, sistemas de reconocimiento y geolocalización ubicua, con una gran concentración en las plataformas de redes sociales y enormes ríos de comentarios apresurados, conflictivos, agresivos y muchas veces falsos que son archivados para luego ser descremados pacientemente por las máquinas de lo efímero.
Veamos el lado humano. Cualquier usuario sabe que hay 4 millones de argentinos en Twitter o casi 20 millones en FB. Esto tiene varias consecuencias: todos saben que tienen que hacer algo con punch para obtener atención, conservando cierto nivel de anonimato o al menos un “efecto cardumen” donde sea difícil que lo capturen.
Es decir: como en estas pantallas no hay proxemia, se carece de los efectos inhibidores de la presencia del otro, de su cuerpo, de su mirada, de las distancias. Varias veces he realizado este “experimento”, a saber: junté en una comida a amigos mios que se puteaban realmente fuerte por las plataformas de redes y jamas vi que eso no se disolviera inmediatamente. Al rato parecían amigos de toda la vida y cosas asi.
2- Otro elemento importante es la dimensión lúdica de lo que se dice y no se dice, lo que se muestra y no se muestra en las redes sociales. En un punto funcionan como un objeto transicional al decir de Winnicott. O sea las “redes” mediatizan la relación social, sus fisuras, sus malestares, sus desencuentros tal como un juguete para con un niño pequeño. Si el bebé está enojado tirará el juguete de la cunita, si está contento porque le dieron la teta actuará conectando partes y cosas así. Así la criatura va construyendo su relación con un mundo, un mundo que no es tal como él quiere y con él que tienen que lidiar, es decir, tiene que aceptar que no va a tener todo lo que quiera.
Ese tema fue trabajado por la teoría del juego. Hice mi tesis doctoral sobre Foursquare. Encontré que los usuario “curaban” muchisimo sus checkins, controlaban con mucho ahinco quienes los veían, siempre calculando en una especie de Gran Hermano con ganadores y perdedores. Quienes son los ganadores? Los que atraen. Atraen que? Atraen la atención en el juego. Que es un juego: un sistema de aceptación de la realidad.
Eso que llamamos “la cultura” es quizás una caja de resonancia de juegos. Sabemos que desde el siglo XVII jugamos menos y vemos jugar más pero que en las últimas tres décadas, con el auge de los videojuegos, redes y el auge del tiempo libre, el jugar retorna.
El juego crea normas, reglas, separa, territorializa; en definitiva crea un mundo diferente a la realidad vivida. Roger Caillois definía al juego como una “actividad libre, separada, incierta, improductiva, reglamentada y ficticia” y describía el carácter lúdico de los impulsos como organizadores de las sociedades en su evolución. Cuanto más “adolescente” y burbujeante es una sociedad más jugará.
Caillois creó una taxonomía de juegos (agon, alea, mimicry o ilinx): lo que creo es que hay que buscar ahí las razones del comportamiento de los usuarios: están jugando a ganar, a ser otros, a crear mundos, a mimetizarse, etc. En este sentido es difícil hacer generalizaciones, porque cara plataforma va capturando y organizando un tipo de juego. Twitter es mucho mas chicanero porque las reglas que propone habilitan ese juego. Por eso me causaban gracias las cartas documento de Capitanich amenazando a los twitteros que lo criticaban, eso demuestra que el tipo tenía una seria dificultad de captar esa dimensión lúdica.
El predominio del agon (la disputa) tiene que ver con una sociedad en la que los montos de incertidumbre con los que debe lidiar el usuario en su vida real lo desbordan, así sus acciones en la red funcionan como mecanismos imaginarios de alivio de esa tensión. Por decirlo rápidamente: como usuario ubico una causa de mi malestar y la ataco, eso me permite sentir que mi futuro no es tan malo. Los políticos, los altamente expuestos a los medios de todo tipo se ofrecen como pantallas donde los usuarios proyectan sus frustraciones, luego las recolectan y pueden traficar luego de alguna manera con eso.
3- Ecología de internet: hay otra entrada al tema q vengo trabajando. Es un tema todavía en gestación dentro de mi cabeza, tengo un libro por terminar sobre el asunto. Tiene que ver con la ciberecología. Ecología darwiniana, la de especies que se comen unas a otras, no la de la armonía supuestamente budista.
Para decirlo rápidamente así como en la pampa crece el ombú en las redes crece el insulto, la primera imagen mental agonista, la defensa paranoide, una herramienta biológica hecha de noradrenalina y dopamina, digamos, pero en el medio ambiente digital. Hay otras especies defensivas, pero no prosperan tanto, como la opinión mesurada serotoninérgica, la crítica constructiva acetil colinérgica o la opinión fundada de dopamina pura.
Por qué prosperan estas especies y no las otras: por las condiciones de reproducción con las que cuentan en el ambiente internético. Puede sonar extraño, pero he encontrado que esta versión de internet funciona bastante bien, hay espacios donde digitales donde hay otras condiciones de existencia.
4- En esta metáfora juega tambien un tema que trabajó Gabriel Tarde, uno de los fundadores de la sociología pero que quedó en un lugar secundario lamentablemente, que hacía foco en las corrientes de imitación, en los flujos de sentido, en los humanos como puntos de paso de información más o menos autónoma. Claro que acá el tema es que los usuarios no son intercambiables: hay influenciadores e influenciables y todo eso depende de la topología de la red en cuestion. Esta idea de la relación hombre-máquina también fue trabajada por los primeros sociólogos que trabajaron el tema de los chats eróticos de los 90, cuando propusieron la hipótesis segun la cual el sexo en internet era con las máquinas, mediada por otros usuarios. Se podría decir que los usuarios tenían sexo con su pantalla y usaban al otro usuario para ese fin. Esto nos lleva a la idea nuclear de este punto: muchos usuarios simplemente descargan su incertidumbre sobre el teclado, sobre las pantallas pero poco le importa el efecto fuera del hardware, en el supuesto receptor del insulto.
Hace poco hice otro experimento: dije en un grupo del barrio que no estaba de acuerdo con cómo se había expulsado a los manteros, que se podría haber hecho de un modo más civilizado. Luego empezaron los insultos, más de mil en un solo posteo en Facebook. De esos comentarios elegí tres de los más ofensivos y les propuse a los agresores que me lo dijeran personalmente, que los esperaba tal día a tal hora o cuando quisieran. Dos no me contestaron pero uno tercero se atemorizó y fue al encuentro. Como en el caso anterior a los dos minutos nos estábamos tomando un cafe y él mismo me daba ideas de cómo se podría haber realizado aquel operativo, hasta me propuso ir a ver la feria china de Belgrano y luego proponerle la idea al intendente Larreta. A mi no me interesaba eso, sino evaluar la distancia realidad-virtualidad.
5 -Otra pieza puede ser la espiral de silencio. En las plataformas de redes sociales se dan muchos de los procesos comunes a otras redes humanas y no humanas. ¿Qué quiere decir esto? Que funciona la estadística bayesiana mejor que la gaussiana, o dicho de otro modo sería que toda normalidad tiende con el tiempo a virar hacia algo no esperado. Eso se debe a las interacciones. Cuando hay interacciones libres, por ejemplo el mercado, se tiende tarde o temprano a la aparición de uno dos jugadores que controlan el juego. Se “grondoniza”. Puede ser en la URSS o en los almacenes del barrio, en las amigas del equipo de hockey o a las mineras canadienses. Simplemente las interacciones hacen eso.
En una fiesta cuando la gente empieza a llegar se suma a los grupos ya formados, es raro que uno agarre una copa y empiece a deambular solo entre lo grupos ya formados por mucho tiempo. Tarde o temprano uno se va a sumar a los grupos ya formados, salvo que pueda hacer crecer el suyo. Es lo que se llama el attach preferencial. Los micromotivos de cada jugador se van organizando espontáneamente en macroconductas colectivas. Dentro de este fenómeno está el llamado espiral de silencio. Son jugadores que se van quedando afuera de las interacciones y deben optar entre callarse y sumarse a algun grupo o morir en la suya, desconocidos.
En ese sentido yo estoy de acuerdo con los que postulan que las redes sociales telemáticas como Facebook son tremendamente conservadoras en el sentido de defender el statu quo, sea cual fuere, porque repudian la innovación. Claro, también en los bordes suele aparecer alguna innovación que puede irradiarse hacia el centro, con o sin ayuda de los grandes influencers. En mi opinión no se trata de una cuestion moral, es un fenómeno propio de la interacción.
Este tema fue estudiado en los buitres. Los que no se adaptaban a las interacciones vigentes en su grupo son “condenados” a hacer grandes vuelos para conseguir su propia carroña, la mayoría de las veces eso los mata de hambre, pero en otras logran localizar algún animal muerto, se lo comen y vuelven con fuerzas renovadas a su grupo. Con los humanos es algo parecido. El mismo proceso se da en la distribución de recursos. Algunos van quedando quietos hasta morir y algunos se reinventan y renacen.
En las conversaciones en Facebook es lo mismo: los ganadores marcan el ritmo, los seguidores respetan esa voluntad y los que no lo hacen quedan excluidos, les guste o no.
La ira es parte del juego, es una especie en la ecología emocional de las redes, es algo que se mimetiza fácil y circula de nodo en nodo. No es para tomársela muy en serio. Quizás los chinos descubrieron que la ira no es la mejor de las herramientas. Eso habría que verlo en sus plataformas de redes, pero tengo esa idea.