Hay un breve libro que va para los 100 años. Casi desconocido. Quizás leerlo sea mas un acto de arqueología que de comprensión científica.
Un siglo suele ser tiempo suficiente como para que los textos dejen de hacer preguntas y se conviertan en reliquias, sin embargo en “Proposiciones relativas al porvenir de la filosofía” hay un enigma aún vigente, quizás una especie de carta robada que contiene sin embargo una problematización sobre la cuestión de la “hipocresía” de los filósofos.
¿Por qué los filósofos son unos hipócritas? se preguntaba José Ingenieros.
¿Pero qué querría decir que los filósofos son hipócritas? Lo que veía José Ingenieros era que los filósofos, al menos los de su época, estaban actuando como coleccionistas, buscando las piezas raras dentro del mundo conocido y no conceptos nuevos que pudieran hacer huellas en la realidad, o como dice el texto: “en homenaje a los intereses creados en la sociedad a que pertenecen”.
El resultado era que lo que crecía era la glosa y la erudición, la “escolástica”, así como la distancia con la realidad vivida, lo que en definitiva constituía una crisis de la filosofía.
¿Por qué los filósofos hacían eso? Para José Ingenieros, según entiendo, lo hacían porque su necesidad de pertenecer al grupo filosófico superaba los beneficios de atreverse con lo que apareciera en su propia discurrir del pensar. Creía que el siglo XX iba a ser no más que una preparación, un lento sendero en el que los sofistas y los enciclopedistas iban a ejercer su derecho al pataleo, y que sería recién en el siglo XXI donde ocurriría lo importante.
Todo esto viene a lo que acabo de leer a Ulrich Beck en una entrevista que le realizaron para que hablara de su reciente libro “Una Europa alemana”, donde lanzó una aseveración polémica: “ya no entiendo el mundo”.
¿Que es no entender el mundo para Beck? Dejemos de lado provisoriamente si es un sofista como muchos proponen. Creo entender que su idea es que si la trascendencia sigue doblegando a la inmanencia, o dicho desde otra perspectiva, como lo micro escapa de los bordes que le pone lo macro la miríada de microrevolciones que atraviesan Europa no pueden ser entendidas, simplemente.
He leído en Facebook el breve debate entre Fernandez @unfernandezmas, Fanlo @luisfanlo y Scolari @cscolari sobre esa nota, que remata con un “estoy preocupado porque los intelectuales que toman posición ahora, hablando de Europa, son sólo unos pocos”.
Hoy en día no estoy tan seguro de que la respuesta de Scott Lash y otros sobre la recuperación de la inmanencia se la mejor respuesta. Quizás sea una especie de ecología de preguntas de distinto volumen lo que mejor nos ayude a explicar lo que sucede en Europa y por cierto en el resto del planeta Tierra.
Eso fue lo que me trajo a la mente lo que había escrito José Ingenieros, yo sabía que había una frase parecida en su libro y creo que podría ser esta: “casi todos prefirieron la tranquilidad o el éxito, evitándose las persecuciones y sinsabores que solía traer aparejada la exposición leal de sus opiniones; en ello ha consistido, desde el Renacimiento, la hipocresía de los filósofos.”
José Ingenieros murió muy joven (aun así fue lo que hoy sería psiquiatra, sociólogo y crítico), pero hasta acá parece que tuvo bastante razón.