Se nos dice que debemos ser optimistas, pero una nueva investigación psicológica sugiere que el pesimismo puede ser mas efectivo para lograr lo que queremos.
Sin embargo ser optimista o pesimista es en realidad tomar una posición respecto a una secuencia incierta en el futuro. Los físicos recientemente nos han dado ideas raras para pensar desde las ciencias humanas este asunto.
Por ejemplo ahora sabemos que lo que sucede tiene que estar encarnado en el pasado y solo podemos completar sucesos que vienen desde un fondo temporal. Tampoco podemos comportarnos de un modo que no estuviera previsto en el futuro.
El universo, parece, mantiene su historia de un modo consistente donde los hechos se encadenan unos con otros, relacionándose cada uno con todos los demás, como si fueran una ciudad, un cuerpo vivo o una forma geométrica.
Pensemos por ejemplo en el calentamiento global causado por las emisiones humanas originadas en obtener energía barata del petroleo o el carbón. El efecto ha sido tremendo hasta hoy y sin embargo seguimos creyendo que la ciencia o el mercado resolverán las cosas, cuando frente a nuestras narices se ha intensificado la sequía en más o menos 15 a 20 por ciento de las tierras antes cultivables y las inundaciones provocan una destrucción como nunca antes.
Con el patrimonio comunicacional sucede algo parecido: en 2020 vamos a llegar a los 20 ZB de data transmitida en Internet, una de cada 3 cosas van a estar enlazadas a la red y casi no va a quedar humano libre de un seguimiento bigdatado de Sol a Sol, pero ¿donde va a ir a parar toda esa efemeridad?
Yo creo se va a ir depositando, creando en capas de cieno eléctrónico sobre formas de vida que llevan siglos entre nosotros, creadas por un lento filtrado cognitivo y comunicacional, desertificando prácticas que a los humanos le llevó generaciones construir y filtrar.
Y ese lodo no es poco. Dicen que todos los bytes generados hasta la próxima década, impresos y apilados en hojas 4×4, uno sobre otro, llegarían hasta la estrella Alfa Centauro pero ¿que quedará abajo de todo eso?
No creo que toda mirada hacia el pasado sea necesariamente nostalgia autoritaria, pienso simplemente que el patrimonio comunicacional está siendo aplastado debajo de toneladas de mensajes efímeros, gasesosos, sin que movamos un dedo.
Dicho de otro modo: estamos frente a una enorme crisis info-ecológica ¿Tenemos que ser optimistas o pesimistas? Dejado a su propia evolución un sistema sobre el que los humanos hemos hecho macanas puede autodestruirse, como sucedió en el Mar de Aral: ahí, a medida que las aguas se volvían mas densas y saladas por la intervención humana, menos valor tenían su recuperación, hasta que todo quedo prácticamente seco.
Hay cientos de ejemplos de desastres autogenerados. Cuando Musa visitó al Sultán Mamluk Al-Nasir Muhammad de Egipto en julio de 1324 llevó tanto oro que los precios del metal bajaron a un nivel tal que esa región tardaría diez años en recuperarse de la hiperinflación.
Con el patrimonio comunicacional sucede algo parecido: hay una gran devaluación en marcha.
Deberíamos diseñar acciones sobre la comunicación aprendiendo de los ecolólogos? Quizás tener cuidado con ser optimistas.
Ah, ya se que Alfa Centauro es una estrella.