En los teóricos anteriores dedicados a pensar las redes sociales en Facebook vimos que, cuando encontramos situaciones complejas en la que participan un número significativo de componentes relacionados entre sí (personas, máquinas, palabras, células, etc), éstos tienden a auto-organizarse, haciendo emerger propiedades no previstas y muchas veces de una inteligencia más productiva, como analiza James Surowiecki (2004) en “The Wisdom of Crowds: Why the Many Are Smarter Than the Few”.
Bien. Uno podría entender que un grupo de hormigas formen un hormiguero, o un grupo de células un gusano de unas pocas células…. pero en las sociedades humanas ¿Que es eso de que “emerja” una propiedad nueva?
Trataré de contestarlo. Seattle: 1999. 100.000 personas se “coordinan” sin ninguna coordinación central para protestar ante las medidas que un grupo de elegantes presidentes de países centrales se preparan a propinarle al resto del mundo. ¿Porqué lo hacen?No importa mucho a los efectos de esta conversación, sí que lo hacen por medios de canales de emails y sitios webs. Son solamente 10 años, pero no contaban con SMS, Blackberries ni WEB 2.0, sin embargo las redes de conexión a distancia parecen funcionar: emerge una multitud rebelde.
Otro ejemplo podría ser el que describió el antropólogo Marvin Harris en las islas Salomón, cuando estudió a los “mumis” o “cabecillas” en la cultura siuai. En determinadas condiciones (abundancia) estas sociedades aumentan la producción del colectivo para redistribuirla.
Acá es donde aparece nuestra “propiedad emergente”: supongamos que un joven sueña con llegar a ser miembro reconocido de su comunidad siuai, es decir un mumi genuino.
Lo primero que hace es trabajar sin descanso para agasajar a su tribu con comida y fiestas. Acaso no hace lo mismo la radio y la TV cuando nos regalan su programación? Primero recluta unos pocos, pero éstos traen cocos y cerdos para agrandar la fiesta.
El cálculo de nuestro futuro (o no) mumi puede avanzar así: si consigue más seguidores, estos le proveerán de carne y cocos para nuevos festines, que serán aún mayores. ¿Se acuerdan de Barabasi y el “attach” preferencial? Pues es lo mismo.
El modelo de Barabási es simple. Muchas redes complejas, como el Web, muestran un comportamiento regulado por dos parámetros esenciales, crecimiento (growth) y enlace preferencial (“preferential attachment”). El resultado es que los nodos más “ricos” en enlaces (hubs) se hacen cada vez más ricos. Es lo que hacen los mumis o los grandes medios. ¿Ls que tienen mas tendrán les suena injusto? Les recomiendo leer en San Mateo la parábola de los talentos.
La bondad de los Hubs
No llegamos de casualidad, ya que la pregunta de Harris era ¿Cómo es que las sociedades “primitivas”, relativamente igualitarias, dieron lugar al surgimiento de sociedades tensionadas entre poseedores y desposeídos y divididas en gobernantes y gobernados?
Volvamos a los mumis. Si nuestro joven del principio es capaz de aglutinar suficientes seguidores y ofrecer un banquete mejor que el de los mumis establecidos su fama aumentará tanto que se ganará a los mismísimos seguidores del hasta entonces mumi y se convertirá en el líder de la tribu. Alcanza con eso? No, deberá saltar ahora de un modelo de abundancia a uno de la escasez, ya que él será el único que va a tener la llave de la abundancia y le cobrará un “peaje” al resto para permitirles el acceso.
¿Se aplica esto a los medios de comunicación? Si, desde ya, piensen nada mas en las horas de programación que regala la TV o en las “noticias” que se pueden leer en un diario. La clave de los mumis de Internet es que, al igual que sus antecesores melanesios, es muy extraña y esporádica la aparición de nuevos jefes que, ademas, luego puedan cobrar por sus servicios volviendo a una economía de la escasez de carne.
Si no están convencidos fíjense el diario del domingo. Clarín (pag 47) del 10 de mayo de 2009: luego de advertirnos de los peligros del sexting y del SMS, aparece la voz de Rupert Murdoch, dueño de News Corporation diciendo que los diarios en Internet, que muchos de Uds leen gratuitamente en sus computadores y celulares, pasarán en poco tiempo a ser pagos. (O al menos a eso apuestan en Clarín según parece).
La noticia sale (como todas después de todo) regularmente y sin resultados, pero un día se saldrán con la suya y tendremos que pagar. Repasando: primero hay que ser hub y lo demás se dará por añadidura, al menos si uno quiere ser mumi.
Es tan sombrío el horizonte? Puede que el mundo funcione de un modo tan automático? No nos preocupemos por ahora, los mumis lo saben hace mucho: la buena noticia es que cualquier aspirante a mumi puede repetir la oferta a precio cero y regalar un medio digital. De alguna manera todos somos aspirantes a mumis.Les alcanza? A mi no, pero este era el panorama que teníamos con el modelo de Barabasi y sus redes libres de escala.
Pensar y actuar en Facebook
Cual es el punto en el que podemos empezar a cesechar beneficios de nuestra actividad en facebook?
¿Cuando y cómo se producen estos cambios de estado en el que algún fenómeno emerge? Nuestra compañera Tamara Contreras propuso el otro día una idea que me permití llamar la “teoría de la pava”: según ella algo se acumula lentamente (los grados de temperatura por ejemplo) hasta que se produce un cambio de fase, es decir, en nuestro ejemplo, el agua empieza a hervir. ¿Será así?
Se acuerdan de la cola larga y lo del ganador que se queda con todo? Acaso estas ideas pueden explicar como es que, superado cierto umbral crítico, se produce un “efecto red” que nos convierta en cibermumi?
No lo sabemos aun, pero ahora podemos entender un poco más la fortaleza y vulnerabilidad de las redes complejas: siguiendo con el ejemplo del aeropuerto de Ezeiza que dimos la semana pasada, (oficiaría de hub distribuidor de conexiones de vuelos) lo que podemos suponer es que cuando se afecta se complica todo el transporte aéreo de la Argentina. Se acuerdan del problema que hubo hace un tiempo con los radares? En cambio si fuera -por ejemplo- el Aeropuerto de Córdoba, el efecto sería mucho menor.
Digamos que, en general, la desconexión de nodos claves (hubs) en una red tiene efectos importantes en diversos tipos de redes. Veámoslo con algún detalle:
· Respecto a las redes de amistades, significa que la ausencia de una persona clave puede hacer que un grupo de amigos, por ejemplo, deje de reunirse.
· Respecto a las redes de contactos sexuales, significa que las políticas para evitar por ejemplo enfermedades de transmisión sexual, deben estar focalizadas en quienes tienen más parejas sexuales. Esto es válido para cualquier otro tipo de enfermedad, en que un proceso de vacunación selectivo y de gran cobertura puede resultar mucho más eficiente que uno masivo pero de menor cobertura.
· Respecto a las redes de distribución eléctrica significa que un fallo en una central eléctrica mayor puede generar un apagón de proporciones, y por lo tanto, esas centrales deben estar mejor vigiladas, o evitar que concentren áreas tan grandes.
· Respecto a las redes de comunicaciones como Internet, esto significa que a pesar de que esta red es distribuida, tiene ciertos nodos clave que conectan grandes áreas de la red, y que estos nodos deben estar adecuadamente protegidos (hablamos de los root servers, los 13 grandes servidores de Internet).
Escribí “efecto red”. Voy a tratar de explicarlo más abajo, pero no lo dejen escapar tan facil. Pues para explicar esto lamento decirles que no alcanza con las ideas de Barabasi.
Es que el modelo de Barabasi trajo tal polvadera que muchos trataron de encontrar contraejemplos, situaciones no explicadas o registros empíricos que contrastaran la hipótesis.
Las NO-comprobaciones que fueron apareciendo no arruinaban definitivamente la propuesta de Barabasi, sino que la acotaban a situaciones puntuales, especialmente a aquellas en las que existían grandes números de nodos, como el ya citado ejemplo de Internet o el de celulares.
Tenemos que llegar hasta Duncan J. Watts y Steven Strogatz quienes en 1998 publicaron en Nature un breve artículo donde explicaba porqué el mundo es, literalmente, un inmenso pañuelo para encontrar una veta donde recuperar la posibilidad del azar, la sorpresa y la posibilidad de desafiar a un mundo menos automatico que el de las redes libres de escala de Barabasi.
¿Cual es la idea del artículo y porqué nos sirve para entender a Facebook?
Facebook como un potlach de ideas
Volviendo a las preocupaciones centrales de estas conversaciones, la pregunta debería ser: ¿Por qué estamos todos tan conectados? o mejor dicho, ¿Cómo estamos todos tan conectados en Facebook?
Esos son un poco los interrogantes que intenta desenmarañar Duncan J. Watts en su original libro “Seis grados de separación. La ciencia de las redes en la era del acceso” (2004). Watts es asesor jefe de Yahoo, profesor asociado de sociología en la Universidad de Columbia y profesor externo del Instituto de Santa Fe. Se graduó como doctor en mecánica teórica y aplicada y tiene numerosos artículos publicados en revistas destacadas de sociología y física. Es considerado uno de los principales arquitectos de la teoría de redes. El libro es bien raro, porque salta entre campos del conocimiento de un modo en el que no estamos acostumbrados, como si fuera una colección de artículos de matemática, biología, sociología o geografía que hubieran sido escritos unitariamente y ahora ensamblados en este texto común.
De que se trata el libro? Watts explica cómo funcionan las redes, especialmente las sociales y cómo podemos diseñar o predecir en el mundo social cambios de comportamientos según cual sea la configuración o topología que representa estas relaciones.
Básicamente el autor mixtura razonamientos de su disciplina de origen, que es la física, aplicándolo a su disciplina de llegada que son las redes sociales, donde los “nodos” son los seres humanos. Para nosotros serán los usuarios de Facebook.
Sus preguntas son simples, muchas veces no tienen respuestas: ¿Cómo se expande una idea o un virus por un continente? ¿Qué hace que un rumor pueda oxidar una organización hasta sus cimientos? ¿Como Harry Potter o Toyota cimentaron su éxito? Nosotros podríamos agregar: ¿Porqué algunos grupos congregan a millares de voluntades en Facebook mientras que otros permaneces meses descuidados hasta por sus propios creadores?
Como vimos la otra semana los conceptos de redes sociales complejas pueden aplicarse no sólo a Internet, sino también al transporte, las finanzas, la urbanística, la economía, la transmisión del VIH (SIDA) y en realidad a cualquier porción del mundo donde encontremos nodos que se puedan enlazar y que por medio de interacciones puedan adquirir más de una disposición, más de un comportamiento.
Haciendo una relectura de Watts podríamos argumentar que como seres sociales somos multidimensionales: conocemos gente gracias a nuestro trabajo, también por relaciones con nuestra familia o, por ejemplo, a través de nuestros vínculos en el club o en los sitios de redes sociales, con lo que gracias a algunas de estas múltiples dimensiones podemos dar saltos mucho más grandes en nuestras relaciones de lo que sería esperable si consideramos sólo nuestra posición social, trabajo o cualquier otro parámetro de forma individual y aislada.
Después de todo, ¿quién no ha incluido en sus grupos de pertenencia a “amigos de amigos”? ¿Quién no se ha reencontrado con personas que parecían muy alejadas de sus círculos en las situaciones mas insospechadas? ¿Quien no ha recuperado compañeros de la primaria o la secundari en Facebook?
A partir de la lectura del libro de Duncan Watts, una característica recurrente que podemos encontrar en las redes que están debajo de todos los procesos humanos colectivos, es el fenómeno pequeño mundo, entendido como la coexistencia de aparentemente dos condiciones contradictorias: un número pequeños de “amigos” entre dos usuarios cualquiera y a la vez una notoria grumosidad o agrupamiento de amigos.
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No se si lograron leerlo a partir de la sugerencia que les hice la semana pasada, pero en realidad el polémico sociólogo americano Stanley Milgram había demostrado en los ´60 que en poco menos que 6 pasos era posible conectar a dos personas cualesquiera del planeta, completamente desconocidas entre si y que las rutas que alcanzaban el objetivo pasaban por unos pocos nodos “importantes” (Grannoveter mencionará una década después la importancia de enlaces largos y débiles).
En el caso de Facebook, ¿cuál sería la distancia entre un usuario y otro?
Otro ejemplo vinculado a los grados de separación: los actores están intrincadamente relacionados mediante sus participaciones en los elencos de las películas reconocidas y esa información está disponible en Internet. Siguiendo los contactos directos entre ellos, es decir las películas que dos actores diferentes compartieron, en muy pocos pasos se puede conectar a cualquiera de ellos con otro.
El número Bacon es la cantidad de películas que tenemos que alejarnos para encontrar una conexión entre actores, les sugerimos que prueben en el juego de Kevin Bacon.
A estas alturas ya hay muchos “números” para describir relaciones al interior de estos grupos: por ejemplo en ajedrez se habla del Número Kasparov, donde los nodos son los jugadores y los enlaces son las partidas jugadas.
De las palabras a los hechos sociales
Sin lugar a dudas Facebook presenta las características de un “mundo pequeño”: la distancia media entre dos usuarios cualesquiera de Facebook resulta pequeña y el aumento de esta distancia, al añadir nuevos nodos, es lenta. ¿Qué significa esto? El hecho de que una red sea un “mundo-pañuelo” implica una transferencia de información rápida entre los diferentes nodos, lo que a su vez comporta también cambios de estado rápidos.
Agreguemosle otra pócima a este brebaje de redes: Clay Shirky propone que existe un “superavit cognitivo”, recurso que los viejos medios eléctricos han velado por años: sin embargo el tamaño del superavit cognitivo es tan grande que aún un pequeño cambio puede tener profundas “ramificaciones”. Digamos que todo se mantiene el 99 por ciento igual, que la gente mira el 99 por ciento de lo que acostumbraban, pero que el 1 por ciento es aprovechado en producir y compartir. “
La existencia de este recurso y esta tendencia se relacionan con la valoración monetaria de compañías como Facebook, Google y Twitter.
Entonces repasando, cuando hablamos de de “efecto pequeño mundo” nos referimos genéricamente a que en redes de gran tamaño (número de nodos), con una distribución asimétrica de la densidad y con distancias mínimas entre nodos, elevado valor de clusterización (o apiñamiento) y una distribución de grados de sus nodos según una ley potencial.
Los conceptos de “redes pequeño mundo” y de redes complejas resultan significativos para nosotros porque representan topologías de interacciones entre amigos en Facebook, de las que emergen pautas de agregación.
Esto implica que todos los facebookeros estamos conectados con otros usuarios de la red que nos son próximos (amigos, fans, etc) y que podemos formar grumos o clusters que incluyen a las personas que viven cerca nuestro, comparten tareas comunes o semejantes con nosotros, o simplemente consumimos los mismos servicios.
Gracias a esta agrupación cercana, a esta proximidad de contenidos o lugares, nos enteramos rápidamente de las nuevas noticias: alguien está enfermo en la escuela, hay nuevas ofertas en el almacén, un nuevo driver está disponible en la Web, alguien ha lanzado una nueva idea en nuestro campo de conocimiento, etc.
Lo que sabemos ahora, en realidad hace unos 10 años, es que las novedades también fluyen por las redes mucho más velozmente de lo que creíamos, gracias a los llamados lazos débiles (o alejados), que nos conectan con amigos de amigos. Los lazos débiles son contactos “distantes” que se encuentran por fuera de nuestros círculos.
Porqué? Porque es muy poco probable que otros miembros de los grupos a los que pertenecemos lo conozcan. Se trata de personas que en nuestra vida podríamos llegar a contactar en escasas ocasiones pero que sin embargo resultan fundamentales para nuestro networking (interconexión).
El inmenso “pequeño mundo”
Esta doble posibilidad de agrumación e integración global es lo que se llama “efecto pequeño mundo” y que produce mediaciones significativas en las Redes que forman nuestro mundo.
El concepto de pequeño mundo y de lazo débil, nos explica por qué estamos todos muchos más conectados de lo que creemos, por qué nuestro mundo es un “pañuelo”. Así nos encontramos con conocidos a cada momento pero también con desconocidos con los cuales podemos tener intereses en común (como por ejemplo generar un emprendimiento juntos o conseguir recomendaciones para obtener un determinado empleo).
Teniendo en cuenta el efecto pequeño mundo sabemos que si en una red quitamos un nodo al azar, probablemente nos toque uno “del montón”, de los poco conectados, y no tenga efectos en esa red. Por otra parte, quitando unos pocos nodos escogidos selectivamente, muchos nodos se podrían desconectar y los “caminos promedio” aumentarían mucho de largo, y en general la conectividad de la red se vería severamente limitada.
Como vemos, la introducción de tecnologías digitales, aplicadas al campo de los estudios sociales, ha fortalecido el análisis de redes sociales, que se está beneficiando de aportes teóricos y de técnicas para el examen de redes amplias de otras areas del saber, que cuentan con redes de cientos de miles de nodos.
La aplicación del paradigma del mundo pequeño (Duncan Watts) y el análisis de las propiedades asociativas de las redes sociales (Mark Newman) son ejemplos de la contribución que la matemática aplicada puede hacer al ámbito de las ciencias sociales, pero al mismo tiempo de cuán estimulante han sido estas últimas para fomentar esos aportes.
Lo que hemos visto acá es solamente una pequeña muestra de las ideas que surgen de entender que ciertos fenómenos corresponden a redes complejas pero podemos sostener 2 características significativas:
Transición abrupta: responde al punto en donde la red llega a masa crítica por reclutamiento azaroso.
Resiliencia: una vez que se ha establecido la transición, hay una importante cantidad de características que sobreviven aún en condiciones desfavorables o de procesos de regresión evolutiva.
Pero no nos atosiguemos.
¿Cual es la idea nuclear que trae Duncan Watts? Que el “centro” emerge como consecuencia del propio suceso. Dicho de otro modo: que el proceso de búsqueda genera la red en lo buscado (algo que intuitivamente se llamaba serendipia). ¿Es Perón o el Peronismo?
No nos olvidemos, antes de seguir, de las primeras cosas que recolectamos: cuando vemos el pico de audiencia de Susan Boyle en Lexicon devemos sospechar debajo la existencia de una red social compleja.
Lo importante del aporte de Watts? De alguna manera la propuesta de pensar la propiedad “pequeño mundo” de las redes nos devuelve la posibilidad de diseñar una nueva forma de protagonismo, basada en el contacto con el otro, en lo relacional y sobre todo en la construcción de lazos largos.
Volveremos sobre este punto en el último teórico sobre teoría de redes sociales complejas, pero esto es lo que podemos llamar el “efecto red” que mencionábamos arriba: urdir enlaces largos, débiles, “atajos” a grupos alejados en la red y confiar en que, si se “reclutan” una cantidad crítica de actores se pueden producir cambios trascendentes, significativos. Simplemente con el ingenio de saber por donde tejer.
Ahora lo que nos queda por preguntarnos es que tiene que ver realmente Facebook con todo esto. Que posibilidades existen de tender lazos débiles y largos están habilitadas por su arquitectura? Qué querrá decir que solamente el 0,3 % de los usuarios participaron en la discusión sobre las reglas de la comunidad, como por ejemplo quien es el propietario de los documentos subidos a sus servidores?
En algunos trabajos iniciales se puede empezar a sospechar que todavía la densidad real de las redes alojadas en Facebook es (todavía?) muy tenue, que estamos mas aislados de lo que intuitivamente creemos y que para pasar a los hechos, a los sucesos del mundo real como Seattle falta mucho o que quizás nunca se puedan reeditar en estas arquitecturas. Se los dejo como duda para el próximo encuentro.
Volvamos entonces al principio de esta conversación, que será el tema que abordaremos en el próximo teórico de redes sociales: la política y la estética en Facebook.
Luego de Seattle 99 saltó a la luz pública una multitud que tomó las calles de Manila para pedir la dimisión del presidente Estrada. Los medios destacaron entonces la ausencia de convocantes y cómo las organizaciones políticas y sindicales se vieron arrastradas a seguir a la gente en vez de dirigirla.
Era la emergencia del swarming, de la sabiduría de las multitudes. Estábamos en el 2001, cuando si se acuerdan sucedieron cosas que los medios machacan una y otra vez, como el año en el qu cambió el mundo.
¿Como? 13 de marzo de 2004: España. Después de las bombas en la estación de Atocha el presidente Aznar acusa a ETA. Comienza la noche de los teléfonos móviles y, aunque todavía se discute en qué medida pudo influir en el resultado electoral del día siguiente, nadie puede negar que supuso un momento de radical novedad en la historia de la comunicación social.
Un año y medio después, en noviembre de 2005, la policía francesa confesaba su impotencia para contener la revuelta de los suburbios de muchas ciudades aduciendo la velocidad a la que los “revoltosos” adquirían técnicas y experiencias de verdadera “guerrilla urbana”.
Howard Rheingold había llamado a esto “multitudes inteligentes” y Hervé Fisher en “Ciberprometeo” había advertido sobre las multitudes tontas, lo que no quedaban dudas era de la aparición de nuevas formas de comportamientos colectivos, AUTO-coordinados.
Es lo del famoso latiguillo de que el todo es más que la suma de las partes.
No nos cabe duda de que Facebook es un fenómeno complejo que cuenta con más de 200 millones de actores que se vinculan en una arquitectura de red. Vamos a ver en la próxima que se puede hacer en y con todo eso.
Hasta el martes y gracias!
Algunos materiales de Referencia en Internet:
Buceando en las ContextoPedias
Distribución fractal parabólica
An Escheresque fractal by Peter Raedschelders
Towards a Theory of Scale-Free Graphs: Definition, Properties, and Implications