Escribo esto sabiendo que en Alemania Oriental no se podía criticar a la URSS, porque los controles eran férreos y las personas podían llegar a tomarse en serio las cosas escritas.
Esas condiciones han cambiado. La sociedad obsesiva del siglo XX ha rotado a otra mas perversa, donde las reglas son locales, donde el crimen organizado es la base de la sociedad y donde por suerte, por lo menos para mí, a nadie le interesa lo que se bloggea.
Y opino de peronismo, porque mi vida y la de los seres que quiero y odio se ve afectada cada día por ese problema, por ese sentimiento, por ese domingo soleado.
Para un análisis de llamado “peronismo”, en tanto configuración acopiadora de poder, creo que se pueden distinguir dos modos o matrices por medio de los cuales se instrumenta en la práctica, se ejerce.
Quiero decir que hay dos formas del peronismo, esa cosa con nombre personalísimo que muchos se toman a la ligera. Ambas formas tienen muchas cosas en común y es lo que hace que sean peronismo: actúan genéricamente, operan dislocadas de sus articulaciones discursivas y funcionan serializadas metonímicamente, una atrás de otra, en una cinta que en algún momento vuelve a empezar.
Ambas formas ubican la psicopatía en el otro (el capital, el oligarca, el buitre, clarin, etc) y a las acciones propias como las únicas posibles y merecedoras de congratulaciones.
Las dos formas del peronismo son:
1- El modo perverso, es decir el desviado o fetichista propio del menemismo, que se ve con Menen jugando al fútbol con la selección, desnudo en su bunker del hotel Alvear o manejando la Farrari a la velocidad que él disfruta.
2- El modo psicopático propio del kirchnerismo, se puede ejemplificar en la compra de voluntades (intendentes, gobernadores, periodistas, etc) que quedan anudados a tramas de control y sujeción. Y claro, en el castigo a los que no son comprables. Es una especie de Hostel, donde los complementarios reciben alguna compensación por entregar sus órganos o simplemente dolor.
Ambos modos no son excluyentes, por eso generalmente se los ve hibridados, solapados y eso justifica tambien que los mismos actores hayan podido moverse sin problemas de uno a otro, como Massa, Kirchner, Boudou, Randazzo y tantos otros.
Lo que tienen en común, insistimos, es la necesidad de víctimas y que cada acción tiene un fin autogratificatorio, ya sea acumulando bienes, conexiones, recursos de algun tipo, siempre con huella territorial.
En ambos no hay hay empatía, ni freno moral, ni reglas compartidas: las normas son locales y destinadas a la creación de condiciones de ejercicio fáctico del poder. Puede haber una hipertrofia emocional, un shock emotivo, pero no una genuina conexión tímica: solo una víctima complementaria.
El primero, el menemista, consiste en incrementar el goce, sin culpa y sin futuro. En las fases extremas se necesitan grandes cantidades de energía para incrementar apenas el placer. El incendio de Roma por Nerón o la hipermiseria de finales de los 90 festejada con champan y pizza. Son famosos los dichos del cardenal Kohan, quien decía que la deuda externa nunca se iba a pagar, cosa que según él mismo sabían los acreedores y sabíamos los deudores. Luego supimos que no era así.
El segundo, el modo K, goza doblegando a la víctima, haciéndola bailar en su fiesta. El mejor ejemplo es el nobel abogado Anibal Fernandez: no hay pobreza, no hay inflación, el INDEC es veraz, no se dilapidan fondos públicos en publicidad oficial, no lo mataron a Nisman, etc etc y todo dicho en la cara de periodistas pagos que escuchan sin poder preguntar.
Para el perverso menemista “Poronga” es la mejor definición de ese modo y LTA su complemento perfecto. La revista Caras es su máxima expresión.
Para el psicópata kirchnerista son los “militantes” el nuevo poronga, entendidos como los que actúan esa matriz interna. Ser soldado es la forma de escapar, fallidamente, a la angustia. Respecto al “neoliberalismo”, que los mismos K cultivaron en su momento a modo personal, es el sello con el cual justifican cualquier extracción de goce. Basta googlear “cristina kirchner atacó a” para ver la enorme variedad de posibles presas de este mecanismo: te acuso de neoliberal y agarrate. Si tenés dudas fijate en 678.
Se me puede decir que es una sola forma y yo diría que será entonces una cuestión topológica, es decir, de como una forma puede convertirse en otra.
No hay que confundir estas modalidades posdemocráticas a la argentina con personas mas o menos psicopáticas o perversas: la enorme mayoría de los engranajes de estas formaciones, los peronistas ingenuos, el pueblo que nunca se equivoca etc etc son víctimas que no lo saben o no lo pueden saber, no lo saben porque disfrutan secretamente ver los movimientos del titiritero sobre sí mismos (Sabatela es el ejemplo maximo), o sobre otras víctimas expuestas públicamente. Fijate, fijate en 678 sino.
No estoy acusando a nadie. Solo describo lo que entiendo por peronismo, como entiendo lo que destila Radio Nacional, como trato de entender a De Narvaez, a Rodriguez Saa o a Moyano o a de la Sota. Eso de peronismo para peronistas.
Tampoco digo que tenga ya este autodenominado peronismo algún vínculo con aquel peronismo del 46-52. Digo que no veo que haya salida a esta configuración en las próximas décadas, hasta que, quizás por mecanismos de selección social, por algoritmos de google o vaya saber porqué revoluta a la egipcia se mueva el timón otra vez hacia otras topologias.
Para resumirlo: el peronismo es un Plan Ponzi gigantesco con muy pocos beneficiarios arriba del avioncito, y millones cobrándole a sus socios inferiores. Es como la Jakuzza, pero sin sus brutales códigos de honor.
Hace unos años en un examen de psiquiatría el Dr Sivak me preguntó: ¿cual es la primera palabra que tiene que aparecerte en la cabeza cuando estás frente a un psicópata? Dudé, porque era una sola palabra. Me volvió a preguntar. Me sentí como si estuviera otra vez en “Domingos para la Juventud”. Le dije “límites” y entonces me extendió la mano, y me dijo que estaba aprobado.
Ingenuos posteos como este, posiblemente, sean a la larga y por acumulación, la causa de ese cambio de rumbo.
Quizás sean completamente inútiles, en ese caso disculpen las molestias ocasionadas.