Voy a hacer este breve post a pedido de Ezequiel y Susana Borensztein, que ayer, Luigi Bosca y Pink Floyd de por medio, escucharon de mis labios una teoría completamente disparatada sobre la Argentina y me pidieron que la publicara acá.
La idea es sencilla: en Argentina estamos como estamos porque seguimos viviendo en el Virreinato del Río de la Plata. Estaremos desodorizados, maquillados, pseudoindustrializado y televizados, pero continuamos funcionando con las lógicas de un pedúnculo del Rey que, ademas, hace mucho se ha ido.
El asunto requiere algunas explicaciones ahora que ha bajado el tinto. El primer elemento es que el Virreinato operaba con las lógicas de la lealtad al Rey. El Rey distribuía algunos derechos y mercedes pero su función era la de justificar la recolección de recursos dando muy poco a cambio. La captura de derechos de aduana, sobre artículos exportables dependientes de la lluvia, era central en aquella época y lo sigue siendo hoy.
Antes era cuero, ahora es soja. Antes era la La Forestal (The Forestal Land, Timber and Railways Company Limited), ahora será la Barrick Gold Corporation, pero el protocolo decisorio es el mismo: si está adentro pague lo que se le impone y si está afuera pase Sr, déjenos el 20 % y haga lo que quiera con lo que encuentre por ahí.
En Argentina no tenemos Virrey formal, pero al menos lo elegimos cada algunos años. El problema es que el mérito y la idoneidad siguen siendo hoy subsidiarios de la fidelidad, la integración a redes centralizadas y la devoción a padres políticos mas o menos “porongas”.
Así sucede entonces que los virreyzuelos locales no vienen a restaurar las leyes que se les impuso en una revolución, sino a serlas ellos mismos. Leyes que les permiten acumular recursos, de un modo idéntico al del viejo virreinato. El dispositivo requiere hoy sin embargo de operaciones que han sido magistralmente detalladas por Roberto Gargarella con un equívoco título: Hemos perdido la democracia. Perdido? La democracia está mucho mas hacia adelante que hacia atrás.
Perón fue el que estuvo mas cerca de convertirse en virrey sin rey, pero fracasó cuando ya no pudo comprar mas voluntades. Tampoco pudieron otros abogados y militares que lo intentaron pero quizás la actual presidenta haya sido el segundo intento mas potente de conseguirse el virreinato que, según postulo, nunca terminó de morir.
No viene ella a ser mejor, a demostrarnos que es la persona capaz de liberar las potencias de la población protegiendo a lo débiles, sino que viene a dejarnos a sus hijos como herederos. No quiero tratar acá ahora el imaginario que se activa alrededor de las figuras de Carlitos Menem Junior o de Maximito Kirchner junior, pero se trataría de revisar los diarios de los últimos 20 años para entenderlo.
El segundo elemento es que no hubo en estos territorios un proceso emancipatorio consistente: lo del 25 de mayo fue un paso entre otros que festejaron largamente los buques ingleses en la rada del puerto y el 9 de julio fue una buena máscara, que daba unas semanas a los emisarios que salieron a recorrer Europa con instrucciones reservadas a buscar un rey para estos territorios que habían quedado acéfalos. Tan cierto es lo que digo que el mismísimo Perón intentó usar este argumento, pero tambien fracasó en eso. La historiografía que apoya mis argumentos es abundante y puedo entender que existan otras posiciones, pero no que la mía no tenga sustento documental.
El tercer elemento: sin una revuelta protestante no nos hemos liberado de la severa mirada papal y por lo tanto la producción de verdad sigue destilándose de procedimientos litúrgicos antes que de la empiria o el consenso de los dedicados a alguna actividad, cualquiera.
Desde el 1600, en los países europeos no mediterráneos, para otorgar algo de verdad se exigen pruebas, se las discute y se convencen unos a otros. Esa es la condición para que surga una democracia. Obviamente la dimensión micropolítica de toda producción de verdad es central, así como las estrategias de visualización o la forma en que se plantean las cosas, pero al menos no se espera que un señor con un palio en la cabeza diga que es lo cierto, o quien está vivo y quien está muerto.
Este asunto merece una aclaración respecto a que la desargumentación cotidiana nos lleva a un mundo semiótico ahuecado donde queda un espacio ocupable por sus escenografias, de modo que la vieja argumentación que diseñaron los protestantes pasa a ser un simulacro mas.
Cuarto elemento: las reliquias. Las reliquias eran objetos que irradiaban protección divina. Cal de santos, lo reyes amaban envolver sus futuras tumbas con este mineral que creían podría darles un pasaje al Paraíso. Uno puede ver sus representaciones recicladas en las paredes de las Iglesias.
Los medios han amplificado y relanzado esta lógica, así los actores políticos centrales se ofrecen como recolectadores de reliquias simbólicas: llámese hablar de “peronismo”, “pueblo” o “consumo” o acumular actores que se agregan a series de fotografías viralizadas por la web. Así Massa se saca fotos con De Narvaez, Macri con Carrió o Scioli con Isfrain y unas y otras, totalmente intercambiables por cierto, serán utilizadas para mover las poleas del engordamiento de sus imágenes en los medios.
Quinto elemento: la reproducción de formatos mediante la regla de que todo sistema tiende a inerciarse. Es decir en el modelo virreinal actual, como en el del siglo XVIII, el ceremonial, los rituales y los protocolos inundan las comunicaciones. Por ejemplo presidentes, jefes de Gabinete o ministros jerarquizados son llevados a estrados desde donde dan sermones, desde donde son hablados por las verdades que los hacen estar ahí, pero nunca habilitan conversaciones, argumentos o puestas colectivas.
Aunque no se lo mencione el daño es grande, porque esa matriz se reproduce en espacios donde no son pertinentes, pero sobretodo en el mundo de la educación. Así discurrimos en Argentina. Por eso no es sorprendente que seamos una región del planeta donde el poder decisorio no está en manos de los pueblos; incapacitados de ejercer control sobre los agentes de gobierno; ni de producir cambios destinados a atender y respetar la voluntad democrática que es invocada una y otra vez para justificar todo tipo de patrañas insultantes a los que se ponen a pensar estos asuntos.
Porque la verdad sigue siendo lo que dice el Papa y no lo que aceptamos luego de meditarlo, lo que dicen las marcas sin que podamos llegar a desearlo o lo que nos soplan a los oídos los noticieros del mediodía sin que hagamos a tiempo para consultar a los vecinos de la cuadra es que estamos en un virreinato y la democracia es por lo tanto algo por venir, o no.
Quizás puedan criticarme que en mi modelo los sucesivos gobiernos peronistas puedan ser vistos como meras burocracias al servicio de un sistema mas global que ignoran, pero la verdad es que creo que las cosas funcionan mas o menos así. Sin embargo se tambien que no es lo mismo un robotK que un engranaje mayor del sistema, capaz de cierta autonomía, que lamentablemente termina una y otra vez utilizando en beneficio propio.
No es necesario tener un rey para ser monárquico, ni una asamblea para ser democrático, esas disposiciones se llevan en el cuerpo y simplemente esperan encontrar las condiciones para manifestarse.
Sea como fuere preparémonos para el hijo de la virreina.