Los mares se están quedando de a poco sin peces. Lentamente, pero es así. Los peces están siendo reemplazados por aguas vivas.
Con Internet está pasando algo parecido, pero la diferencia es que nosotros somos los peces y los bots filtrantes son las medusas.
No es un chiste, ni un delirio, ni ciencia ficción. No es malo ni bueno, es algo que sucede, simplemente. Hay menos peces porque nos hemos descuidado completamente y esas gelatinas con forma de campana son los algoritmo que seleccionan lo que vemos en Facebook o Google.
Es así. Internet cada vez selecciona más lo que podemos ver. Es como pasar una red gigantesca. En dos décadas tenemos menos buscadores, menos sistemas operativos y menos plataformas de redes sociales y todo el exceso se acumula en un fondo indiscriminado: a esto es a lo que llamo el cieno electrónico.
Algunos festejan, otros se horrorizan, otros lo consideran inevitable. Yo digo que sucede. Internet ahora es como un mar lleno de aguas vivas, sin esos tiburones limón que mantienen saludables los manglares. Vivimos un mundo donde se acumula cieno informático, efímero, en grandes depósitos eléctricos y olvidables de conversaciones pasajeras.
Es sólo una metáfora tonta, pero al menos una forma de entrarle a un problema que no es tan tonto. Como las burbujas filtradas que habitamos en Facebook o Google nuestros mensajes van a un fango digital que se acumula sobre los restos de viejos modos de comunicación. No es que haya que detener la corriente eléctrica por la que circula Internet, solo digo que esto sucede.
Esto ya lo vivimos
Las ciudades son un buen ejemplo para entender de que estoy hablando. El tráfico regulado por WAZE nos lleva a manejar nuestros autos dentro de algoritmos que no conocemos cabalmente. Que prácticas se vuelven obsoletas? Bajar la ventallina y preguntar al transeúnte mas próximo, sacar el mapita del Automóvil Club Argentino de la guantera, o quizas seguir andando, buscando en los recuerdos.
¿Que quiero decir? Solo que programas de computación van reemplazando costumbres humanas centenarias. Que ese reemplazo descontrolado crea fango electrónico- Que reemplaza a los peces por medusas.
Alguno me dirá que hay algún tipo de pérdida en este cambio, que cuando se inventaron las ciudades desde ahí fue todo ganancia y que algo se está diluyendo. Pues yo les digo que las primeras ciudades no tenían calles, ni puertas, ni donde tirar la basura y los vecinos lo que hacían era entrar por las chimeneas hasta que se les ocurrió que hacer al respecto.
WAZE es algo parecido. Es como inventar una puerta en una ciudad donde las personas entran por la chimenea. Pero es software. Como cuando inventaron las puertas se encontraron mejoras y claro, con las mejoras otros problemas: los romanos no habían calculado adecuadamente el peso de los animales cuando hicieron los primeros edificios de departamentos de varios pisos y cada tanto se caían bueyes o caballos desde los pisos mas altos.
Se inventan soluciones que se instalan. Wall Street era una pared que separaba a los holandeses de los aborígenes, algo deben haber hecho después, supongo, para convertir eso en una calle. Hasta la invención de Venecia no existía el sistema de numeración de casas.
Todo esto me lleva hasta la basura. Hasta la cieno de las ciudades. Las primeras ciudades no habían pensado a la basura. Simplemente la dejaban en su casa, porque no tenían ventanas tampoco.
Luego se les ocurrió lo de los basurales afuera de la ciudad. Los basurales de ciudades son todavía depositadas casi sin tratamiento. Eso es lo que estamos haciendo con Internet.
El mundo cambia pero no sabemos para donde
El mar se queda sin peces e Internet reemplaza a los “internautas” con robots hechos de software. Los internautas están en caída libre. Sabemos que el 90 % actividades serán reemplazadas por las máquinas inteligentes y que algunas personas con olfato predictor han descubierto que algunos nuevas profesiones como piloto de dron es una de las mas rentadas. Pero serán insuficientes.
En esa línea está la cultura maker, que entre otras cosas se embanderan con las impresora 3 D de Scott Crump con las que se proponen la creación de objetos no-posibles (con el sistema de moldes actual). Ellos dicen: hagamos algo para recuperar al mundo de este fango cibernético. Dicen: imprimamos! Que cosa? Bueno, ya mismo se pueden imprimir casas, piezas mecánicas, autos, muebles, comida, huesos, bebes en gestación, puentes peligrosos de ensamblar o adornos para la habitación. Todo eso está en el fango electrónico. Enterrado. Es fácil verlo. Amazon Shop ya vende modelos para imprimir en formato .stl. En la actualidad, solo el buscador Stlfinder tiene unos 700.000 objetos indexados, más de la mitad de descarga gratuita.
En esta línea se encuentra el llamado Diseño especulativo o diseño de ideas sobre el diseño. En Ecuador experimentan en esta línea con Flok society.
La vida es cada vez mas granular y eso hace que sea mas impredecible a corto plazo, pero pronosticable a largo plazo. Esto es lo que saben los bots, que destilan fango electrónico. No sabemos bien que hacer, pero quizás haya que entender que hacer para que esto no se desarrolle de un modo silvestre, como las medusas que reemplazan a los peces.
Cada vida es un punto suelto, pero al mismo tiempo anudado a todos los otros. Así como no se puede pronosticar el tiempo, pero si se puede prever la evolución del clima, tampoco podemos decir que va a hacer cada uno de nosotros mañana, pero si que va a suceder con nosotros en los próximos años.
No se trata de eliminar a las medusas, ni de remover el fango electrónico. Se trata de inventar puertas, ventanas, calles. Es posible que las impresoras 3D sean una de tantas opciones.
Como con el clima, con nosotros podemos hacer una sola cosa: estar preparados.