Ya Jean-Jacques Rousseau, en el Contrato Social, decía que la raíz cuadrada de una población permitiría calcular cuántas personas formarían su élite.
Siguiendo esa idea podríamos decir que en una ciudad de 40.000 habitantes tendremos entonces unas 200 en los mandos de control.
Si bien no todas las redes humanas tienen élites, sí en la gran mayoría termina emergiendo ese núcleo que comienza a gobernar las relaciones hacia adentro y con el mundo exterior.
El borde de la red, las condiciones que proponga el entorno y la configuración misma de las relaciones dentro de una sociedad permiten predecir con qué tipo de élite nos encontraremos y también cuáles serán los puntos sobre los que la élite estará bien atenta.
Por ejemplo los vecinos de una ciudad, los alumnos de una región determinada, los campesinos de un área productiva definen un límite, una membrana de comprensión.
Pero también puede ser un conjunto de células de una lombriz, o las neuronas en un encéfalo o los elefantes de una reserva.
Dicho esto es probable que una red sea más laxa y exploratoria en condiciones de abundancia y en un estado cercano a la red pequeño mundo y por el contrario sea más tensa y centralizada si las condiciones son más hostiles.
Hay también un punto donde la red deja de defenderse cerrándose y adquiere un cambio de estado que aborda adrenérgicamente el medio circundante: desde los vuelos de Levy de las aves carroñeras a los compomtarmientos impulsivos en situaciones de ansiedad.
Volviendo a nuestro tema, miradas con grafos y algoritmos las élites tiene 3 características principales (Neumann, 2005): son robustas, densas y envían más mensajes a la periferia que los que absorben de ella.
Así los empresarios en sus cámaras confiarán más de los mensajes internos a su grupo, los senadores darán por válida la opinión de un opositor antes que la de un vecino cualquiera y el grupo de células que controla la frecuencia cardíaca preferirá a sus compañeras elétricas más que a las otras células que anden por ahí.
Sin embargo en lo últimos años vemos que la vida social se ha vuelto más “gaseosa” (Innerarity) y consecuentemente las configuraciones de conexiones se deshilachan más rápido de lo que podamos medirlas. Un buen ejemplo son las proto-organizaciones que justamente requieren de su difuminación para poder funcionar. Le he estado prestando atención y hay algo que no termina de aclarárseme.
EL tema que me resulta extraño es el porqué los narcotraficantes, los capos mafia, los organizadores de hackers bancarios y los piratas de todo tipo que cada vez se multiplican más en nuestras sociedades desgobernadas prescinden aparentemente de sus élites. Dónde está esa raíz cuadrada del total de narcotraficantes? Qué los conecta? O quizás no, pero en ese caso hay que pensar distinto cómo se comprende una elite, que tipo de relaciones son las claves para resolver el enigma.
He probado muchas veces con usar el grado de intermediación, el page rank o el grado de cercanía pero no termina de cerrarme. Quizas me falten datos, quizás haya algo que se me está escapando, pero es como que en algunos representaciones de redes la elite no aparece tan claramente.
Por qué, en algunas circunstancias, la intermediación deja de ser tan importante para explicar a la elite? O son las redes mafiosas más espigadas, con elites que logran desdibujarse aún en los grafos? O acaso funcionan con redes jerárquicas y eso es lo que se me está escapando?
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