Desde hace un par de años se ha generado una polémica respecto a las decisiones que toman los hijos de los baby boomers, es decir la generación Y, o los también llamados millennials.
Es que luego de años sacudiéndonos en la cara los monstruitos de Stalin o Chávez o el Khmers Rouges los jóvenes de los paises centrales se plantaron y votaron a Sanders en USA y a Corbyn en el Reino Unido.
Inmunes a los cantos de sirena de los conservadores de las viejas costumbres privatistas y de la izquierda sectaria e iluminada a sí misma.
Unos y otros se preguntan cómo ha podido suceder esto: los conservadores y la izquierda sectaria argumentan que estos jóvenes o no son lo suficientemente conservadores o no lo suficientemente revolucionarios, pero a los millennials les importa tres bledos lo que digan de ellos.
Generaciones circulares
Para entender esto hay que recordar primero que las sociedades suelen segmentarse temporalmente en “generaciones”, que duran unos 20 años aproximadamente: a sus miembros les dan un sentido de pertenencia compartido.
Ahora bien: una teoría bastante aceptada propone que, si bien cada generación tiene características comunes que le dan un carácter específico, existirían cuatro arquetipos generacionales básicos, que se repiten cíclicamente.
Es decir que en el círculo de las generaciones cada tanto surgirá una caracterizada como la Y actual: confiada, tolerante, pero al mismo tiempo demandante y narcisista. Para ejemplificar: les interesa menos el deporte, pero van más al gimnasio.
Los millennials han sido el único segmento de edad en USA que prefiere mayoritariamente el socialismo al capitalismo y mientras el baby boomer luchaba por una prosperidad futura, el millennial se conforma con lo que es conveniente en el presente, porque sabe que lo están timando.
Resolver problemas vs que repetir soluciones
En la medida en que la democracia iliberal (meramente electorales, corruptas y que ejercen control de los medios de comunicación y los tribunales), controlada localmente por los burócratas de niveles intermedios va dejando liberado por arriba al capitalismo financiero y global, la generación Y es la que sufre las consecuencias más funestas.
Son los que cuentan con menos defensas frente a cadenas de inversión gerenciadas por fondos que reclaman rentas del 9 % anual mediante inversiones automatizadas gracias a algoritmos que se sincronizan al mercado.
La financiarización de la vida cotidiana, la absorción por plataformas de hasta las prácticas más humanas los Y reclaman un nuevo contrato social, y aunque en 2016 Suiza se votó contra una renta básica universal y los millennials saben que el futuro no es el sueldo asegurado, ellos reclaman otras formas de remuneración que permitan a todos un nivel de vida aceptable.
Sabemos que en una sociedad de industrias 4.0 solo 1/3 de la población tendrá un trabajo remunerado y que no nos encontraremos más con el obrero fabril reclamando horas extras o adelantos para comprar un lote en las zonas veraniegas: es ahí los millennials en realidad desafían a las izquierdas.
Sin embargo los adultos les hablamos por AM cuando ellos entienden los algoritmos que le proveen los contenidos que quieren.
En una época en la que las elites huyen hacia formas extremas del lujo, cuando las clases medias escapan hacia la tecnología digital, los robots y las metáforas marcianas y las clases trabajadoras y excuidos se refugian en los brexit, los nuevos nacionalismos locales y el retorno de lo peor de la modernidad los millennials parece que están tomando el toro por las astas, aun sin saberlo.
Veremos si en las próximas elecciones en Occidente hacen valer sus argumentos.
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