Un poco por azar llegué al libro de Leslie Jamison The Empathy Exams, que contiene una pregunta que no he terminado de atravesar: Como pacientes, ¿preferimos un médico que sepa lo que nos pasa y pueda solucionarlo o preferimos uno que sea simpático, que se sienta como nosotros nos sentimos? O las dos cosas? Pueden suceder las dos al mismo tiempo? Sabemos por los neurocientíficos que es muy difícil que se activen esos dos procesos al mismo tiempo, pero tambien que no pueden darse completamente aisladas, por lo que no se trata de una elección a todo o nada, sino mas bien de gradientes.
En mi experiencia como médico creo que los pacientes valoran a los médicos que se toman el tiempo de escuchar y comprender la situación que afecta a sus consultantes, pero manteniendo alguna distancia profesional, creando una diferencia entre como ven las cosas respecto a como la ve su paciente.
Sobre el tema he encontrado un interesante debate en el texto Contra la empatía de Paul Bloom. Segun describe habría un proceso de empatía especial, la empatía cognitiva que activan los que pueden conectarse con la matriz del problema que afecta al otro y buscar qué acciones podrían resultar beneficiosas.
La empatía emocional, lo que entendemos desde el sentido común simplemente como empatía sería entonces una cosa diferente. Algunos pacientes quieren que seamos sus amigos, que nos sintamos estremecidos ante su sufrimiento, que nos preocupemos por sus desgracias y que nos alegremos cuando nuestras recomendaciones salieran bien y respecto al resto prefieren simplemente confiar y ya.
Resumiendo: existe una empatía cognitiva que significa la capacidad básica para entender el punto de vista de otra persona y por otro lado la empatía emocional que sería la capacidad de tener la sensación misma de dolor del otro, como si fuera propia.
Hoy mi respuesta provisoria que ser un buen médico se relaciona mucho mas con esta idea débil aun de la empatía cognitiva, lo que implica poner en juego cierta capacidad de sostener la propia perspectiva, algún tipo de distanciamiento informacional y un sentido de búsqueda de lo mejor, de lo más adecuado, de lo más justo.
¿Se trata de rechazar la empatía emocional? No creo, posiblemente una y otra empatías tengan un sentido evolutivo, pero ambas empatías pueden inducirnos a cometer errores no menores, cuando decidimos que grupo integrar, que grupos rechazar y sobre todo a qué líderes seguir.
Si examino mas profundamente el asunto creo ver que esta idea de la emoción no empática está fuera de época. Hace un par de décadas se ha impuesto socialmente que la empatía emocional es el secreto de la felicidad: el tema es hiperexplotado por la publicidad, las neuronas espejo son descubiertas cada vez en mas áreas del cerebro y las nuevas drogas de diseño potencian justamente las sensaciones liberadas del pensamiento. Es decir la empatía emocional puede rastrearse en todo lo que nos huele a lo nuevo, a lo fresco, a lo elegido por las nuevas generaciones.
En todo caso es lo que hacemos: entramos a una cantina y en el salón queremos que haya empatía emocional, buena onda y confiamos que la empatía cognitiva funcione mas o menos en la cocina, ahí donde no nos vamos a meter.
Hay un tema que me preocupa de la empatía emocional. Tiene que ver con el dilema del tranvía, que pronto será el dilema de los googlecar. ¿Mataríamos a un gordo para salvar a cinco miembros de una familia? Mis alumnos suelen preferir aplastar al gordo. Eso me hace pensar que la empatía emocional nos hace menos justos, cuando preferimos que mueran uno en lugar de otro, porque simplemente nos conectamos mas intensamente con nuestras emociones, como si nuestras emociones fueran mejores para elegir que nuestra capacidad de comprensión, de inteligencia.
Y si extendemos la idea de elegir lo que sucede es que algunas preguntas que surgen pueden ser preocupantes: ¿votamos a nuestros gobernantes porque nos emocionan mas unos que otros? ¿Somos gobernados por personas que lograron que sufriéramos como creemos que sufren ellos?
Si fuera así quizás estamos en problemas, porque muchas personas diagnosticables como sociópatas son excelentes en leer la mente de los demás y consecuentemente especialmente hábiles para provocar sensaciones empáticas, algo que sabemos que es la materia prima de los manipuladores, estafadores y donjuanes.
Quizás los psicópatas son personas incapaces de empatizar, pero al mismo tiempo su capacidad de que otros los empaticen los hace tan terriblemente peligrosos, capaces de producir grandes daños a los demás y consecuentemente gigantescos beneficios para sí.
Estamos gobernados por psicópatas? Hacemos bien en apostar ciegamente a la promocionada empatía emocional? Quizás un ejercicio podría ser ponerse en el lugar de un actor social del que desconfiemos y hacernos este test como si fuéramos él. Yo lo he probado haciendo ese juego mental y estoy empezando a dudar seriamente de la moda inocente sobre la empatía emocional.