El mundo digital se caracteriza por propiedades ecológicas, y la competencia, mucho mas que la cooperación, es la forma básica de su evolución.
En 2001 Salikoko Mufwene (The ecology of language evolution) propuso que el lenguaje evolucionaba como una especie biológica más.
Quizás la misma metáfora se pueda aplicar al modo en el que evoluciona el mundo de las aplicaciones para smartphones.
Antes de Mufwene, Stephen Jay Gould había propuesto que las trasformaciones de una especie oscilan entre puntos de equilibrio y puntos de ruptura a lo largo del tiempo y eso también parece corresponderse con lo que sucede en el ecosistema digital en general y de las apps en particular.
Si fuera así el ascenso y caída de tantas apps (Foursquare) puede comprenderse como resultado de la interacción competitiva entre ellas, con ondulaciones periódicas de amesetamiento y crisis.
Por otra parte, este aumento y disminución influye directamente en la diversidad de la cultura humana: cuanto menos competencia menos diversidad, menos complejidad y consecuentemente empobrecimiento cultural.
Un estudio de Nielsen sobre el ecosistema de smartphones muestra que se ha entrado en una fase de estabilización, de equilibrio.
Es decir, luego de un ciclo de expansión e incertidumbre se ha llegado a la paz, instalada como la forma más optima de guerra para los contendientes. Lo que se debe esperar de ahora en adelante es que las vacas-apps envejezcan, mientras en los bordes surge algo diferente, que tarde o temprano podrá oradar esta tranquilidad y lanzar nuevos desequilibrios ecológicos.
La madurez significa lo de siempre: pocas compañías pareteadas (el 80 % puede aspirar al 20 % del mercado) o dicho de otro modo Google y Facebook se comerán las porciones mas grandes de la pizza durante un tiempo.
Para Google las especies mejor rankeadas son YouTube, Google Maps, Google Search, Google Play y Gmail, para Facebook Messenger e Instagram. Apple Music y Amazon muestran el poder de los cuatro grandes.
Si bien el 88% de los norteamericanos (2016) tienen un smartphone y la penetración en el mundo crece sistemáticamente, la mayor parte de los usuarios están dejado de descargar apps, lo que significa que durante un tiempo las cosas seguirán así, hasta que la sequía de un mundo creado a imagen y semejanza de Android empiece a resquebrajarse.
Programar apps es mas sencillo que nunca, pero paradójicamente situarlas en el mercado es ahora casi imposible: la conclusión es que consolidación del planeta smartphone-apps se ha cristalizado (como le sucedió a las PC con Windows).
Es cierto que las apps caídas de los grandes números van a reposar a algún pequeño nicho, pero generalmente antes de desaparecer definitivamente, aunque no siempre. Es cierto.
Donde se está generando la revolución, en que grieta, en que borde del sistema es algo que no tengo idea, pero si viene por el lado del hardware seguramente será algo muy muy pequeño, pero de un efecto muy grande.
Habrá que leer de ecología.