Hace poco escuchaba en el programa de radio con más rating en la Argentina que Bernie Sanders era el Pino Solanas de Estados Unidos.
El tono despectivo que se usaba, o al menos, la alusión a lo quijotesco del personaje que conllevaba el tono del periodista, me sorprendió un poco, porque no había pensado que se lo tomaran tan en serio como para tener que denigrarlo.
Me puse a tratar de entender que era esto del #EfectoSanders y básicamente lo que encontré fue un hito mas en la saga de demócratas que fracasan al plantear algo tan evidentemente normal como la necesidad de igualdad, (solo) un aumento moderado de salarios y críticas al sistema de financiamiento político.
Me gusta pensar que los líderes son emergentes de la interacción de tensiones internas de una sociedad. Sí es así: ¿Qué expresa Bernie Sanders?
De acuerdo con el criterio convencional de éxito político, Sanders representa un fracaso más porque perdió la batalla para convertirse en el candidato presidencial demócrata. Pero expresa un fracaso americano? O todo lo contrario: ¿acaso el movimiento que lo originó hace que represente un triunfo político extraordinario?
Originalmente se esperaba que el senador de Vermont atrajera un apoyo irrisorio: sin embargo terminó apremiando a la mismísima maquinaria política americana, esa que desde el cinismo de la época de Bush ya no tiene de qué avergonzarse.
Ahora que USA ha dejado atrás los partidos como plataformas de ideas y colectivos de afiliados trabajando por ellas y que se a movido, como todas las democracias de Occidente, hacia un sistema de líderes de opinión que se asemeja a más una oligarquía que a una democracia, los efectos concretos sobre las poblaciones afectadas son evidentes:
1 Salarios estancados (o cayendo) desde hace muchos años
2 Espíritu de resentimiento (del que se alimentan los Trump)
3 Un sistema judicial racista
4 Un sistema de salud privado ineficiente
5 Exorbitantes cuotas universitarias
6 Un futuro de más inseguridad
7 Probabilidad de nuevas intervenciones militares desastrosas
Entonces Sanders aparece acá, donde justamente no debería estar y eso es lo que lo hace interesante: proponiendo un cambio político que no depende de un líder y sí de sus “seguidores”, donde los movimientos de la base son la clave para el cambio.
Es cierto que Bernie Sanders, si hubiera llegado a la presidencia, no habría podido aplicar su plan, pero tampoco le va a ser fácil a Hillary Clinton no tomarlo en cuenta.
Algo de esto va a tener que entrar en la discusión y puede funcionar como faro para el resto de las democracias occidentales:
1 Equidad económica
2 Fin del favoritismo corporativo
3 Un mundo más pacífico la política exterior
4 Hacer frente a Wall Street
5 Fortalecer la clase media
Sigo no obstante viendo que la metáfora Mcluhaniana funciona perfectamente: nada de lo que propone la corriente Sanders podrá darse sin autonomía energética y mediológica, sin la libertad que permite no depender de centralidades.
Ahí es donde debería darse las próximas batallas.