Vivimos en un país rico, predestinado al éxito. Si la economía es la administración de bienes escasos, una cosa así ya no es necesaria en Argentina.
Hemos dado vuelta a esa página ominosa del trabajo, el esfuerzo y el ahorro para dar lugar a ese goce continuo para el que fuimos elegidos.
La verdad es que podemos seguir tirando papelitos a la vereda y confiando en que los problemas los resuelvan los sindicalistas: después de todo el viento los colocará en su lugar tarde o temprano.
Ahora, que hemos llegado a esta especie de cúspide peronista, desde acá podemos ver lo que nos sobra, miremos hacia donde viene el Sol y prendamos la estufa subsidiada. Y dejen de compararnos con Perú, por favor!
¿Porqué no? Es una época de consumos, no de producciones. La industria ya fue. Hoy se puede importar gas, petróleo y todo lo que necesiten las ensambladoras y pagarlo con impuestos y retenciones. Hoy se puede vivir en escenarios casi perfectos, para que mas? Hoy se puede ser feliz y esperar la muerte sobre la costa, viendo pasar el río.
¿Para que estudiar si la escuela está obsoleta? ¿Para que ahorrar si se pueden crear nuevas deudas? ¿Para que respetar las normas si la sociedad se va a autorganizar a la larga?
Basta de acusar a los ladrones. Ellos son víctimas de una sociedad injusta con la que estamos terminando, agentes de la igualación, resultado involuntario de enormes fuerzas subterráneas históricas que ya terminaremos de cortar. Las leyes las hicieron los ricos para castigarnos, liberémonos de los códigos, que lo códigos son para la cancha.
Donde hay una necesidad habrá una satisfacción, y punto.
Algunos agoreros ponen el dedo en una supuesta llaga, eso de que la mitad de la población vive con 2300 $ (dolar a 15 $) o que está subsidiada y cosas así, pero digámoslo claramente: para el Modelo lo importante es negarnos a nosotros mismos lo que falta, borrar las pruebas que nos contradigan o mejor dicho, enfatizar que no son temas o cuestiones problematizables, y que no merecen discutirse asuntos menores tales como los dólares, las rutas, la innovación, la normatividad, el 4G, la inversión o los parque verdes, la vecindad, o las energías.
Hemos elegido, democracia mediante, un Modelo y el modelo dice que, así como se pondrán los supuestos problemas abajo de la alfombra, se visibilizará lo que excede: el fútbol, la soja, los pesos, la historia desde 1810 a 1816, la criminalidad, el sueño, el agua dulce, el baile y la Cordillera de los Andes.
Cómo funciona esto, en cada situación social, merecerá un ajuste local, pero si sobra el conocimiento los alumnos no tienen porqué estudiar, si sobra juventud los hospitales no tendrán que dar turnos, si sobra el tiempo habrá que descansar, y en definitiva si sobran ganas habrá que disfrutar.
Trabajo y placer son como dos partes de algo pero con un hachazo podemos sacar el lado molesto, como ese torpe gráfico que dice que el déficit fiscal es muy grande, si total cada 10 años se hace una gran devaluación y listo. Necesitamos una demanda agregada infinita.
A ver si me entienden: todo lo que opere contra esta matriz del deleite será borrado y todo lo que lo favorezca fortalecido. Tomemos Sol que los que se esfuerzan deberán visitar un psicólogo, los que no se sincronizan con drogas serán alejados de sus grupos, los que ahorren castigados con inflación y los que pongan en forma y en blanco sus números castigados con merecidos impuestos.
Así deben traducirse las cosas: luchar es pedir, conseguir es disfrutar, ser leal es ser capaz y llorar es mamar.
El esquema, entiendanlo, no requiere esfuerzo tampoco porque es autoconsolidante: las des-legalización produce menos apego a la ley, lo que abarata el valor de la ley, lo que a su vez alienta a mas deslegalizacion. Sáquese el concepto ley y cámbiese por trabajo, rigurosidad, responsabilidad, perseverancia, solidaridad, etc y la lógica seguirá funcionando.
Pongámonos a tono con la época. No tenemos un tren que conecte las dos ciudades mas importantes del país, pero a quien le importa si podemos ir en micro. Entregados al goce y la ausencia de normas el trastorno de lo social es irreversible, aceptémoslo que ya lo advirtió el mismo Freud hace un siglo.
No se trata de factores externos, como los holdouts; todo esto puede ser explicado por un lógica de funcionamiento interno, por un pequeño juego de reglas que han fallado completamente para los japoneses, pero que en Argentina funcionan a la perfección.
Aclaremos: la cocina de la Argentina es otra cosa, pero eso nos está vedado.