Los dos mundos
Hace ya tiempo volvía haciendo dedo y me sorprendió la noche. Atiné a arrimarme a unos árboles, pero cuando la noche se cerró quedé completamente ciego. Tendría que esperar el amanecer. Me recosté en el ´tronco de árbol que habia llegado a percibir, puse mi mochila a un lado y debería haber rezado que no lloviera, algo que preferí no hacer porque soy ateo.

