Sobre Facebook I
Casi todos nosotros, antes o después, fuimos ingresando a la «red de amigos» que ofrece Facebook y ahí nos quedamos.
A decir verdad no es lo que sucede siempre: la mayoría del las veces las personas que utilizan Internet se suscriben a decenas de plataformas a las que raramente regresan, pero sin embargo Facebook, como las callecitas de Buenos Aires, tiene ese no se que nos ha hecho volver y quedarnos.
¿En qué consiste ese «nosequé»? Mejor reconozcámoslo desde el principio: nos gustan las cosas extrañas como integrarnos a «grandes grupos» de los que ansían lo inusitado o a bandadas de amigos completamente desconocidos, nos encanta quejarnos del aire de la atmósfera y alentar causas perdidas o no tanto, nos apasiona urdir en genealogías que nos den algun origen (desde compañeros de la primaria a parientes en la Luna misma) pero sobre todo amamos persuadir.
Persuadir es un arte, desde ya, que consiste en que otros hagan o dejen de hacer. Muchos llaman a eso Poder, pero no nos vayamos por las ramas (al menos por ahora).

Nacemos con un riñón de más. O mejor dicho con dos mitades renales de más. Es que esas dos mochilas que llevamos adentro de la espalda tienen reservas celulares que se mantienen intactas añares, para que las empecemos a usar luego de cruzar el medio siglo de vida. Como las reservas de los ejércitos, que aparecían cuando la infantería era aplastada por el enemigo, para que la batalla siguiera un poco más.
Este 2 de abril fue feriado y estuvo bien nublado.