Proyecto Justo

Quiero agradecer a Mario Mazzitelli la invitación que me hizo para decir estas extraviadas ideas, este borrador que aprovecharé a compartir brevemente con Uds.

Proyecto Justo nos transporta al Juan B. Justo que, gracias a Dios, (si existiera dios claro) logró dejarnos un inmenso legado sin convertirse en “justismo”, ni nada parecido.

Juan B Justo fue un artesano de sí mismo: tuvo las mejores calificaciones en el secundario que hizo en el CNBA y en la carrera de Medicina.

Hoy, que el peronismo ha logrado denostar el mérito, hasta puede resultar antipático, Juan B. Justo era, para ellos, un ortiva, un delator.

Origen

Pero la realidad fue otra. Como médico vio la miseria, el sufrimiento y entendió que la medicina estaba en el final del proceso y que se trataba de resolver el problema en el principio, es decir en el origen. Y en el origen estaba la sociedad sociopática de fines de siglo XIX, una sociedad basada en la explotación, en la plusvalía y en el modelo victoriano.

Justo utilizó su medalla de oro y vendió su auto y con esos fondos hizo algo que ya había hecho, aunque involuntariamente, Manuel Dorrego: se fue a Estados Unidos. Allá vió con sus propios ojos cómo estaba funcionando el capitalismo. Los salarios eran cada vez mejores, los horarios más acotados y el consumo crecía regularmente. Por supuesto que las condiciones aquellas serían inadmisibles hoy en día, pero puestas en contexto contradecían las predicciones de Carlos Marx, aunque las cosas estaban igualmente muy mal.

Que hizo cuando regresó a Buenos Aires? Pues estuvo bastante activo, porque fundó el Partido Socialista Obrero Argentino y puso en marcha La Vanguardia preocupado por la situación de la clase trabajadora.

No estaba equivocado: 30 años después, en 1927, Estados Unidos parecía navegar sin problemas. Por ejemplo la industria automotriz funcionaba a pleno, aun con 30.000 muertos por accidentes al año y un 30% de autos sin vender, que se acumulan como chatarra.

Wall Street estaba auge, aunque una inundación del Mississippi, que dejaba 1000 muertos por improvisación de los capitalistas, provocaba una de las primeras migraciones internas, una de las tantas que retratará The Grapes of Wrath. Señales de que algo no andaba bien que al poco tiempo explotó en la crisis del 30.

Lo que había visto Juan B Justo era que la burguesía estaba extrayendo no solo la plusvalía, sino el modo mismo de trabajo de los obreros, convirtiéndolo en procesos maquínicos.

Pues las cosas han empeorado porque el capitalismo funcionó en sus orígenes, como tantas cosas, pero llegó el momento de transformarlo, como proponía Juan B Justo. Es que el capitalismo sigue con su juego de extraer la riqueza con máquinas de un mundo al que supone “natural” y vendernosla cara con nuestro propio trabajo.Pero la naturaleza no existe, es simplemente una creación de los explotadores para sustraerle riqueza a cambio de nada.

Inclusive la operación lógica lleva a considerar a las grandes mayorías de humanos como porciones “naturales” de una humanidad que en realidad se plasma en un pequeño grupo elite que sí sabe degustar con su cultura, no se me ocurre mejor ejemplo que el clan dominante en San Luis para ilustrar esta idea.

Bien, Juan B Justo atendía pacientes cuyo problema central era que estaban desgajados: salidos de sus paises, de su trabajo, de sus pueblos italianos y españoles, de sus viviendas familiares. Ese estar fuera era doloroso y producía tuberculosis. Estaban afuera de la cultura y arrojados a la naturaleza, alg que ya dijismos: es una operación lógica arbitraria, porque no existe dicha separación.

A algo parecido se refería Marx con lo del trabajador como aquel que no pertenece a su ser. Esto es la idea de enajenación, que todos conocemos y es el núcleo del pensamiento de izquierdas.

Las personas sufren por su enajenación, es también lo que Engels había aprendido de su novia irlandesa. Es decir, sufren al ser arrojadas a una “naturaleza” que no existe, porque en realidad es pura cultura y dispositivos discursivos de explotación o exclusión.

Esto me conexiona a una frase de Juan B Justo, esa en la que decía que “Marx no sería marxista”. Es verdad, era (cómo sería Justo) demasiado inteligente para permitirse eso. Para Marx el trabajo era sinónimo de creación.

Lo mismo

Pero reconozcamos que nuestros padres fundadores fueron demasiado sobresalientes y no debemos jugar a ponernos a su altura, porque somos nosotros los que ahora estamos vivos y los que tenemos, entonces, la responsabilidad de mantener con vida al socialismo.

Entonces quiero empezar aquí mi intervención diciendo: si somos realmente socialistas no deberíamos permitirnos ser socialistas. Yo entiendo que algunos quieran levantarse e irse: no se preocupen, ya me ha pasado otras veces, pero si me dan unos minutos más podré explicarles a qué me estoy refiriendo.

Tengo acá que poner un punto inicial de mi argumento y no me queda otro que ponerlo en Adam Smith, realmente otro genio. En su Riqueza de las Naciones, (que por mis prejuicios reconozco que tardé décadas en leer) hace una serie de aseveraciones espantosas, pero tan ciertas que hasta el mismo Carlos Marx quiso retocarlas para hacerlas más perfectas.

Y es que Adam Smith describió el capitalismo en las puertas de la revolución industrial y si bien el veía la grandeza en el porvenir de las naciones, también descubrió la melancolía que esperaba a los trabajadores.

Adam Smtih descubrió que los trabajadores eran los que iban a pagar el pato de la introducción del capitalismo con su enajenación y a ese punto quiso dedicarse Marx en la obra que nos legó.

Su propuesta es conocida por todos nosotros y sigue siendo la revolución, pero no debemos olvidarnos que es una revolución en un sistema industrial que evolucionaría linealmente hacia el futuro, basada en una visión antropocéntrica y trascendente.

Y nada de eso sucedió realmente. Lo que vemos es que el capitalismo va poco a poco liberándose de los trabajadores, es decir, el problema ahora es la exclusión mucho más que la explotación. Lo vemos en los brexit: millones de trabajadores de los paises centrales reclaman ser explotados en sus paises antes que puestos extramuros.

Acá hay que reconocerle una genialidad a Juan B Justo cuando nos dijo: no se trata de luchar contra la burguesía, se trata de hacer crecer al proletariado.

Imágenes del naufragio

Yo voy a sostenerme en este palo mientras pasa el tsunami. la idea de hacer crecer al mundo del trabajador. Y ojo, en Argentina tenemos 1/4 de todo. Somos el país que menos creció en el mundo en los ultimos años, digo los ultimos años y digo desde el peronismo. El General lo hizo. Y los siguientes. Donde vemos un puerto debería haber 4, donde vemos una fábrica debería haber 4 y así, solamente si las generaciones anteriores no hubieran hecho los desaguisados que hicieron, pero bueno, están perdonados, ahora los problemas son otros.

Si, es difícil, porque el trabajador está quedando subsumido en algoritmos maquínicos que pueden calcular de todo, pero que también estiman que en poco tendremos una desocupación del 40 % y en la próxima década y quizás 70 % en 20 años.

Pero acá tengo que amarrarme momentáneamente a otro resto del naufragio y es otro médico, José Ingenieros, cuando a fin del siglo XIX afirmaba que el próximo siglo estaría perdido en la obsecuencia: en “Proposiciones relativas al porvenir de la filosofía”  afirmaba que lo bueno vendría en nuestro siglo XXI y está llegando el momento, justo cuando los agoreros festejan el fin del socialismo.

Nadando

Dije que Marx trató de liberarnos del sufrimiento más que de revolucionarnos, que Justo (que no estaba de acuerdo con lo de las minorías intensas) propuso la proactivivar el trabajo y ahora me permito agregar la idea que sigue y que le he robado a Bruno Latour: debemos esperar la implosión del capitalismo y al mismo tiempo prepararnos para salvar al planeta.

Se trata de ser creativos. Pero que es lo que no vieron Marx ni Juan B. Justo? Pues que las máquinas del capitalismo incluían en su estructura intima al patrón y al obrero, eso hacía inútil las expropiaciones, las eliminaciones sin juicio previo de capitalistas o los mismísimos sistemas jesuíticos como el de Cuba.

Mientras no se transformen las máquinas no se logrará la revolución y la revolución ocurre en las formas de los objetos mucho más que en su distribución desigual final.

No puedo extenderme acá en estas ideas, pero les aseguro que puedo sostenerlas, voy a adelantarme y llegar adonde creo que debe apoyarse el socialismo para dar el paso siguiente.

Es un paso que momentáneamente no significa ganar elecciones y construir salvajemente poder a niveles nacionales. No tengo una propuesta nacional para exponerles, porque la misma idea de nación, además de anti-internacionalista, es necesaria, es una máquina más del capitalismo íntimo.

Antes quiero hacer una mínima reflexión respecto a la forma de ver: no es la foto, ni el cine, ni la TV, ni internet lo que nos tiene que guiar, nuestra reflexión tiene que ser tan compleja como el mundo al que nos ha llevado la tecnología de la inteligencia artificial.

Así tenemos que ver al trabajo, en su complejidad, en su matriz de interacciones, como si todo estuviera pasando por los algoritmos de google y saliendo convertido en información finamente destilada.

El nuevo trabajo

Y porqué no recordar acá a Esteban Echeverria cuando proponía que la sociedad debía a todos las condiciones para trabajar “sin estorbo alguno”.

El trabajo que nos interesa es el trabajo libre, que expresa el talento, es decir el deseo y eso históricamente no lo vamos a encontrar en Occidente antes de la Edad Media, en las ciudades y en mercados de intercambio. Se me podrá decir que en un tratado general del trabajo hay otras fechas, pero no me voy a detener en eso ahora.

Yo vengo a proponer que el socialismo debe recuperar el mundo del artesanado. El trabajo artesanal siguiendo a Sennet se caracteriza por 3 elementos: 1) no hay jefes, sino maestros 2) no se aspira a la perfección (es un proceso en sí mismo) y 3) la habilidad que se transmite hacia el aprendiz construye la autoridad. Ahora bien, el artesanado requiere de un taller, que es un lugar de vida y no de patrones, es decir, dueños de los medios de producción.

La autoridad del artesano se basaba en su capacidad, si, pero también en su condición de cristiano y de honestidad. El artesano daba fe de los valores del poderoso de la ciudad.

Hoy en día un artesanado del siglo XXI debe basarse en hacer bien las cosas, hacerlas sin la interferencia de las jefaturas y eso se puede dar solamente en red, trabajando colaborativamente. Los orígenes del asociacionismo tienen todo esto que hemos desperdiciado: Charles Fourier, el fundador del cooperativismo, promovió sistemas de producción sin patrones.

El artesano del siglo XXI

Me piden un ejemplo de artesanado que no sea Messi, perfecto, se los daré. Lo tenemos cerca. Hoy en día la mayoría de los laboratorios científicos están organizados como talleres y los científicos son artesanos. Los laboratorios son lugares de trabajo pequeños y con relaciones cara a cara.

Nos da una alternativa al antimeritorismo tan común en el peronismo y otras formas de conservadurismo, que ponen riendas a todo. Las capacidades son la fuente de la legitimidad del director y el sentido de la obediencia.

Para terminar quiero darles este ejemplo: hace 200 años nadie hubiera aceptado vivir en un departamento de 18 metros cuadrados a pagar en 30 años, sin embargo este capitalismo lo ha logrado. Tomaron la casa romana y le sacaron el segundo y tercer patios, luego el primer vestíbulo, luego el segundo y después poco a poco, fueron mochando en la imaginación de cada nueva generación un lugar, hasta hacerlos vivir en espacios cada vez más pequeños, mas elevados y más caros.

Pues lo mismo han hecho con nuestras habilidades, con :el artesano que todos llevamos dentro: han logrado que no podamos hacernos ni nuestras casas, ni cocinarnos, ni nuestros objetos cotidianos ni nuestros juguetes.

Ya lo dijimos: el capitalismo necesitó crear una relación falsa entre la naturaleza y la cultura de los hombres, y tanto liberales como socialistas vivían en el relato de antropocéntrico, donde las cosas y los seres no humanos estaban ahí para el bienestar de los humanos.

Hoy sabemos que esa cosmovisión permitió que el PBI de las naciones centrales creciera al menos un 3 % por año, lo que nos divide las aguas respecto a cómo ver las cosas ahora: por una lado si aceptamos la perspectiva extractivista, basada en la creencia de la soledad del humano en el mundo o vamos por una economía sustentable, apuntalada en el conocimiento y lo renovable. 

La noticia la a dado el mismísimo FMI: el mundo ha dejado de crecer al 3 %.

Hacia dónde

Muchos rescatan de Juan B Justo lo que hizo. Que no fue poco, claro, pero yo vengo hoy a rescatar el movimiento que inició, la actitud exploratoria, propositiva, la disposición a enfrentarse abiertamente con los problemas que lo acusiaban.

El socialismo creativo debería recuperar ese modo y tambien en formato actualizado las virtudes del mundo del artesanado, su espíritu colaborativo, su utilización de los avances tecnológicos y científicos y hasta la misma trama de infraestructuras que nos deja el capitalismo.

Nuestro objetivos como socialistas creativos deberían ser 1) una economía sustentable 2) una condiciones de existencia y expresión garantidas para todos, 3) unos modos de producción y consumos reinventados en la lógica del artesanado y quizás puntualmente más austeros que los actuales para muchos pero sobre todo implica 4) una crítica hacia adentro del pensar socialista, que recupere muchos de los principios y comportamientos de los fundadores del socialismo.

Para eso necesitamos nuevos objetos, de hecho hay socialismo reticulado por todos lados que nos muestra acá y allá: cuando se diseñan edificios con cocinas, balcones y baños compartidos, cuando los ecologistas ponen puentes entre bosques desconectados, cuando se restituyen modos de pesca sostenibles, cuando se promueven cooperativas genuinas.

Podemos dar una infinidad de ejemplos, pero todos tienen lo mismo en común y es un enfoque artesanal y cuidadoso del planeta y un rechazo a los mal llamados populismo que no son otra cosa que formas del fascismo.

En estas cosas pienso cuando hablo de socialismo creativo.

Muchas gracias.

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