En una serie de posteos anteriores fui desgranando las inquietudes que me llevaron a conjeturar sobre el campo de efectos de la autonomía de las cosas.
Cuando están vinculados los objetos se despliegan y comienza a hacer. En los robots es intrigante, pero en los estupefacientes puede llegar a ser trágico, como cualquiera que lea los diarios en Buenos Aires puede saber.
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