Me llegó por azar y acá termino de cerrarlo después de una lectura voraz.
No es que acuerde con lo que escribió Hugo Wast hace medio siglo de lo que sucedió hace dos, ni que me haya hipnotizado con una regresión a mi irritante colegio secundario.
Como en aquel instituto san román, este libro chorrea un horrible fluido nacionalista-católico completamente caricaturezco hoy en día, pero que les servía a muchos para sobrellevar la ferocidad con la que se sobrevivía en los setenta.
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