En una serie de posteos anteriores fui desgranando las inquietudes que me llevaron a conjeturar sobre el campo de efectos de la autonomía de las cosas.
Cuando están vinculados los objetos se despliegan y comienza a hacer. En los robots es intrigante, pero en los estupefacientes puede llegar a ser trágico, como cualquiera que lea los diarios en Buenos Aires puede saber.
Así que salí de juntar datos: para la cocina de este trabajo sobre autonomía de los psicofármacos fui a una institución psiquiátrica en la que elegí al azar el 20 % de las historias clínicas y luego de recolectar los datos que abajo se consignan entrevisté a algunos de los profesionales y empleados, acerca de la utilización de los psicofármacos.
Como dije antes, consideré aproximadamente un 20 % de los 354 pacientes en tratamiento en la institución, tomando como referencia las 70 historias clínicas que los representan.
Los psicofármacos extienden sus ramas por muchas otros apoyos, desde el diseño de los blisters hasta la memoria de los pacientes más mayores, desde los regalos de los visitadores médicos a las páginas webs que advierten sobre los efectos adversos de algunas medicinas.
Aclarado esto diré que elegí para el relevamiento cada carpeta individual, entre otras cosas porque estas notas provisorias no cuentan con ningún subsidio ni recurso extra que mi propio entusiasmo, así que consciente de mi amateurismo me mantuve dentro de lo standar y obtuve los siguientes datos: edad, sexo, diagnóstico y esquema de psicofármacos indicado (incluyendo las dosis y cantidad de tomas diarias).
Encontré que tenía 19 pacientes masculinos y 51 femeninos, todos tratados por los mismos 3 psiquiatra en proporciones casi equivalentes (21, 25 y 24 respectivamente).
Luego me puse a listar, contar y ordenar: existían 33 distintos psicofármacos indicados, a un promedio de 2,02 por paciente, siendo que algunos no tenían indicado ninguno y en el otro extremo un paciente llegaba a tener 5 psicofármacos diferentes.
Inclusive algunos pacientes, cuatro en total como se ve en la tabla de abajo, sólo eran tratados con psicoterapia, es decir que no recibían ningún psicofármaco.
Este 5 % de los pacientes será tratado en adelante como recibiendo el psicofármaco "ninguno", medida que adopté para mantener fija la cantidad de pacientes en consideración.
Es claro que los medicamentos se indican siguiendo una lógica que se debería vincular a la diagnosis, por otro lado según la intensidad de los síntomas, entre otras cuestiones, se deberían fijar las dosis de los distintos psicofármacos. Por ejemplo ante la cualidad de un trastorno sensoperceptivo, la dosis debería estar vinculada a la intensidad de las mismas.
Pero esta es toda la explicación? Existe algún otro complejo de cuestiones que podría participar en la elección de un fármaco u otro? Sabemos que las recomendaciones de los laboratorios, de los maestros, de los familiares o cuestiones económicas pueden influir y de hecho lo hacen, pero existe alguna lógica inmanente a los psicofármacos en sí mismos, más allá de las consideraciones químicas?
Por una cuestión metodológica no incluiré acá la relación entre los distintos psicofármacos y las dosis, cuestión que dejaré abierta para un eventual avance luego de extraer algunas consideraciones preliminares en estos posteos.
En cambio tendré en cuanta cómo aparecen asociados los psicofármacos en los distintos esquemas de medicación, sin considerar el peso que eventuales repeticiones podrían tener en los gráficos a obtener para la visualización de los datos.
Lo interesante del gráfico expresado en escala logarítmica es que pareciera empezar a dibujarse un línea recta, lo que permite presuponer que existe algún tipo de vinculación entre los distintos elementos que se relacionan por medio de la curva. En otros post me voy a referir al asunto.
La institución tiene como principal cliente un instituto nacional de asistencia a los jubilados y pensionados de la Argentina, es por eso que la edad promedio es de 72 años, siendo la mínima de 24 y la máxima 93 años.
No obstante los extremos, como se puede ver en el gráfico, la mayoría de los pacientes se encuentran en la llamada tercera edad, con un pico alrededor de lo 80 años.
En cuanto a los diagnósticos, si bien estaban expresados según el código actual que es el DSMIV, a los efectos de este documento preferí agruparlos en 10 grupos diferentes, a fin de simplificar la observación.
Como se podrá esperar según lo expresado arriba, la mitad de los casos corresponden a consultas relacionadas con los trastornos cognitivos y los trastornos afectivos de tipo depresivo, muchas veces relacionados psicodinámicamente y otras no, pero que se correlacionan con los tipos de psicofármacos indicados, donde es significativa a primera vista la incidencia de los psicofármacos antidepresivos.
Hasta acá parte de la cocina, pero de acuerdo a las preguntas que me hice parecen aportar poco para descubrir el caminito que lleve a buen puerto.
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