Que raro, pero esta es una Historia de la vida privada en Argentina que encontré buscando el tomo que me falta de otra colección del mismo nombre.
Sea como fuera este libro del profesor Ricardo Cicerchia me gusta porque está lleno de mapas, cuadros estadísticos, fotografías, planos y grabados de un mundo artístico y arquitectónico ya ido, pero que a la vez perdura.
Sin embargo creo que el texto está algo "inflado" de contextos que no eran necesarios, excepto para los estudiantes de historia.
Las descripciones de cuestiones generales, como unas glosas sobre historia mundial de la medicina no van bien con el principal foco de la obra, a saber: los hábitos, lo íntimo, lo doméstico de la vida rioplatense y como de esas regularidades fueron configurándose las identidades ciudadanas que aún persisten, a pesar de que las materialidades son otras.
Buenos Aires fue el reborde del mundo y sigue siéndolo, allí donde van a parar gestos y gestualidades de los centros, pero deformadas por un largo viaje o reinventadas a partir de su barrosa llegada a las costas.
Acá todo puede hibridarse, solaparse, entusiasmarnos o resultar repugnante, hasta Shakespeare nos resulta sin sentido pero Adrian Suar es un genio, nos despertamos a las 3 de la mañana a ver a un gordito alentando a un equipo de vaya a saber que en las olimpiadas, pero lo que dice indymedia es una tontería.
Sin embargo el bandoneón de un regordete alemán reinventó el tango en el barrio de la Boca y el fútbol nacido en la "academia" terminó por ganarle a los ingleses con un manotazo de dios.
Así es Buenos Aires, está privada, pero no tanto: cuando terminé de leer el libro en el bar de la facultad, delante mío convivían dos carteles bien dispares.
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