Sostener un buen nivel de vida para todas las personas decentes parece ser una tarea bastante complicada, al menos eso tiende uno a pensar después de leer las estadísticas americanas respecto a la cantidad personas en prisión.
En 2008 1 de cada 100 americanos a sido puesto detrás de las rejas aunque estaría por verse cual es la diferencia de fondo entre estar adelante o atrás, exceptuando el gradiente de maltrato y canalladas.
Sea como fuere los Estados Unidos encarcelan a más personas que cualquier otro país de mundo, incluidos los terribles regímenes anti new age como el chino o anti Colombia como el venezolano.
Para mantenerse limpio, el sistema penal americano tiene que re-educar en prisión a más de 2,3 millones personas, especialmente aquellas que por cuestiones genéticas han nacido con más melanina en la piel.
El proceso parace acelerarse, como para hacerle caso a Paul Virilio: entre 1993 2007, el estado de Florida duplicó sus reclusos de 50 mil a 100 mil.
La mayor parte del crecimiento, de acuerdo a los analistas del asunto, es resultado de nuevas políticas penitenciarias y poca o ninguna relación tienen con el llamado delito, que por otro lado sigue aumentando globalmente, con una curva muy parecida a la del aumento de consumo de cocaína y sus derivados, que según dicen se provee en cantidades aceptables en las mismísimas cárceles modelos.
En Argentina están presos 1 cada 800 habitantes, aunque en los últimos cinco años el número de presos aumentó cerca de un 44%. El ritmo es nueve veces superior al crecimiento demográfico del país y no encontré los datos, pero me atrevo a sugerir la hipótesis que crece tanto como todas las epidemias de creencias colectivas.
Y si todo esto fuera la punta del iceberg de dispositivos reticulares mucho más finos y extensos?
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