En el libro de viajes "Lazarillo de los ciegos caminantes", escrito por Alonso Carrió de la Vandera (alias "Concolorcorvo"), se cuenta una interesante anécdota para los que le damos vueltas a las ciencias de la comunicación.
Resulta que en su viaje de Buenos Aires a Lima conoce a un paisano que "sobre la mesa tenía cuatro libros muy usados y casi desencuadernados: el uno era el Viaje que hizo Hernán Méndez Pinto a la China; el otro era el Teatro de los Dioses; el tercero era la historieta de Carlomagno, con sus doce pares de Francia, y el cuarto de Guerras civiles de Granada".
No leía otros libros, pero aquellos los sabía de memoria para que no se le olvidasen los sucesos: los repasaba todos los días, porque "no se debía leer más que en pocos libros y buenos".
Concolorcorvo nos da cuenta de otra perlita, desde aquel 1773: "de su país no dio más noticia que de siete a ocho leguas en torno, y todas tan imperfectas y trastornadas, que parecían delirios o sueños de hombres despiertos."
Claro que a uno se le viene a la cabeza uno de los mejores libros jamás escritos: El Queso y los gusanos de Carlo Ginzburg, donde se cuenta la microhistoria de Domenico Scandella, alias Menocchio, un molinero friulés que murió condenado en la hoguera en 1600 por haber inventado una cosmología herética, que imaginaba a Dios como un gran panificador.
En una lectura más sesuda del libro de Ginzburg se delinean el paradigma indiciario y toda una nueva forma de entrarle a la Historia, pero esa es otra cuestión.
Hoy estas cosas no suceden. Por suerte un algoritmo identifica los mejores blogs para que no leamos siempre el mismo libro, para que estemos al día con la última noticia de la WEB 2.0.
Todos sabemos además que cualquiera puede hablar del mundo más allá de las siete a ocho leguas de su casa.
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