Facebook a creado una nueva ola internetiana que está expandiéndose desde su epicentro en el Silicon Valley por el resto del planeta, golpeando con su marejada también en estos riachuelos que dan al Oceano Atlántico, donde me encuentro.
Algo, realmente, no visto desde que reventara la "burbuja" de las puntocom.
Todo empezó cuando Mark Zuckerberg, de 23 años, subió al escenario en un almacén de San Francisco y anunció que estaba abriendo Facebook, la red social que acababa de fundar en la Universidad de Harvard.
Una maravilla, millones de dólares, pero no todas son rosas.
Aparece otra vez Paul Saffo avisando algo que se nos escapaba por la puerta principal: a diferencia de otras redes sociales, las redes sociales digitales a distancia, comienzan a perder valor si van más allá de un determinado tamaño.
Nuestro fax o nuestro celular valen en la medida que tengan con quien comunicarse, pero todo tiene su límite. Pasada una raya la red empieza a desinflarse.
Más específicamente: "El valor de una red social se define no sólo por los que participan, sino también por los que quedan excluidos" dice Saffo.
Quizás en el futuro, las redes sociales estarán formadas por multitud de pequeños clusters o comunidades de redes autónomas, algo parecido a lo que postulan los defensores de la contextopedia y en ese sentido se mueve Ning, que permite a los usuarios crear sus propias redes sociales..
Pero hay más. Según Rishad Tobaccowala, el jefe de Denuo (una empresa de publicidad) Facebook es el nuevo Google pero con un problema por resolver: en Facebook la publicidad es una molestia para los usuarios.
Pero si la publicidad no funciona sino solo para pocos, siempre aparece una veta donde refrescarse. Luego de intentos infructuosos, en los últimos 3 meses dicté 3 cursos sobre redes sociales, lo que me permitió cobrar en total 1000 dolares, descontados los honorarios de mis asistentes. Sin la ayuda de Alejandro Piscitelli no hubiera arrancado, por cierto.
Bien, pero comparemos con otros lares. En los últimos meses, el Instituto de Tecnología de Rochester recibió 150 K dólares de la National Science Foundation para desarrollar cursos a distancia sobre creación de redes sociales, Cornell recibió $ 2 millones para investigación y la Universidad de Michigan añadió "Informática Social" a su Escuela de Información.
Metáforas no tan santas
Estas redes sociales tienen mucho jugo para sacarle, más allá de unos morlacos. Es que si uno se pone a mirar las redes sociales en línea (blogesfera, facebook, myspace, etc) puede empezar a sacar conclusiones sobre otros mundos, como por ejemplo sobre la academia, la política, las organizaciones intermedias, los media...
Miremos la academia desde la clave blogesferica: al menos en Argentina, es como un campamento de refugiados o una cárcel: desde su fundación hace casi 2 siglos en la Universidad de Buenos Aires los profesores que van llegando o se adscriben a espacios ya demarcados o definen alrededor suyo "bordes" de su territorio intelectual, ondeando banderas con marcos teóricos inscritos como escudos familiares y haciendo gestos frenéticos de reclamación sobre nuevos temas. Nunca faltan la listas negras y los posibles "intrusos" a los que hay que prestar especial atención.
Estos fueron o son los "sooners", los tempraneros y sus ideas se convierten en un requisito para cuando otros necesitan citar algo.
El mundo blog está lleno de esto y a decir verdad me tiene harto tanto refrito.
Pero bueno, cuando se llega a una nueva ciudad dice el dicho que hay "ver y hacer lo mismo": todos los que fuimos o vamos llegando al campo académico o virtual somos picoteados por los jefezuelos ya instalados, hasta que nos rendimos a la realidad y aceptamos beber de sus pócimas, para que se nos deje pasar a formar parte de ese terrenito, a condición de tomar una de las bandera y ponernos a proclamar la buena nueva.
Por suerte o desgracia a veces las cosas no son tan lineales y pequeños grupos de personas comienzan a darse referencias cruzadas entre sí, constituyendo grupos más visibles y mas inclusivos. O no tanto.
La ley del gallinero: esto es lo que la academia tiene que aprender y cuestionarse, pero esto es también lo que suele suceder el Facebook y en la blogesfera.
En ese sentido es muy piola lo de Saffo: el valor de una red está dado por sus ausencias y si se me permite, por lo evocado.
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