1981. Todavía padecíamos la dictadura militar en Argentina. Yo era un adolescente, más ingenuo de lo que soy hoy día. Una tarde lo llamé a José María Rosa por teléfono, para hacerle algunas preguntas sobre Juan Manuel de Rosas.
El número yo lo había sacado de la guía y el coraje de mi propia ignorancia de con quien estaría hablando: sin embargo aquel historiador logró mantener la difícil conversación con mucha paciencia y dedicación y el trabajo práctico salió adelante.
Las vueltas de la vida me han llevado a encontrarme con el libro "Porteños ricos, trinitarios pobres" de aquel José María Rosa, un texto hasta ahora inédito, basado en una cuidadosa revisión que hiciera Rosa de las actas del Cabildo de Trinidad, hoy Buenos Aires.
Realmente ayuda mucho para entender las cosas a las que uno está acostumbrado a ver el la televisión cada día, como que un líder sindical de principios del siglo XXI tenga miles de hectáreas a 150 km de Buenos Aires, maneje decenas de centros de lavados entretenimientos, compre estaciones de servicio de a decenas, recicle clínicas enormes, administre bases de datos satelitales y entre tantas otras cosas negocie en nombre de su rebaño de empleados cautivos.
Los textos y los dibujos del pintor alemán Moritz Rugendas, que anduvo por la ciudad de Buenos Aires en 1845 e ilustran el libro, también ayudan a comprender porqué algunos gerentes generales perciben en un mes, de sus casas matrices pero en la misma ciudad, salarios que representarían 5 años de trabajo de los empleados de esas mismas empresas.
Las pistas están en la Buenos Aires inicial. Mejor dicho: en la ciudad de Trinidad y en el puerto de Buenos Aires.
Es que después de dos décadas de vida, en 1600, en la ciudad ya se habían desmezclado dos grupos antagónicos: confederados y beneméritos, portuarios (porteños) y ciudadanos (trinitarios) o amigos de lo ajenos vs. amigos de lo propio, según entiendo que quería expresar Rosa.
Como entender tanta distribución desigual de los recursos, sin incluir nuestras raíces culturales?
Como aceptar como natural o normal que unos duerman en el piso y otros no sepan que lujo elegir ni que cama?
La lectura de este libro realmente es un trago amargo, por cierto, sin embargo el día trajo de los otros tragos también.
2007. Hoy estuve en un encuentro de emprendedores, organizado por el Banco Santander Rio, que quizás sea uno de los puntos por donde se pueda empezar a suturar esta maldición de cinco siglos. También me han traído una guía y una confianza excesiva, lo reconozco.
Los proyectos auspiciados por ésta y otras organizaciones son increíbles: dientes artificiales mejores que los naturales, microarreglos oncológicos, software para manipular pentabytes de datos, algas comedoras de petroleo, vidrio artístico hecho de barro del riachuelo, nanoemulsiones, en fin, las cosas más extrañas dichas por los tipos mas extraños y por suerte hoy estaba ahí.
Quizás solo unos pocos proyectos prosperen realmente y de esos, con mucha suerte y estadística a favor, alguno sea de los buenos buenos, pero sea como fuere por un momento sentí que los beneméritos y los confederados se habían sentado a la mesa y que al menos algunas medialunas podían compartir.
Queda muchísimo por hacer, algo de eso estuve hablando con Alejandro Piscitelli, pero algunos pasos se están dando. Por fin!
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