Estética V

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clawman.jpgUn museo de Suiza organiza una exposición de fotos de fotologs de todo el mundo.

Pienso: que distancias se están generando en el mercado cultural!

Mientras proliferan de un lado experiencias como ésta, al mismo tiempo las editoriales del mundo terminan su mutación: ya no son esos emprendimientos familiares donde se ponían en juego un estilo familiar, una perspectiva, más bien se convierten en "grupos" editoriales, especies de talleres vietnamitas con fondos árabes gestionados por bancos alemanes, donde los autores firman contratos con gerentes españoles para producir lo que se pide.

libros.jpgLos libros se venden en Carrefour o en cualquier tienda, da lo mismo, ya que se trata de escribir en verde si la onda de moda pide verde pero... Argentina es de los países con más usuarios de fotolog del mundo. Como entender esto?

Con la revolución digital, el poder lo tienen los amateurs y los profesionales por igual, pero cuanto puede sostenerse esta tensión?

Hay en el fondo una pregunta por el valor de verdad de estos objetos, en relación a la realidad. La realidad es lo negociado, aquello de lo que aceptamos hablar. Pero existen restricciones legales, sociales, económicas que mueven la realidad para un lado o para el otro, quiero decir: existe un espacio de disputa por la apropiación de la capacidad de nombrar las cosas, las experiencias, el modo de vida ya que de eso se trata el poder mismo.

Como comentábamos que dice Groys, los archivo oficiales y empresariales guardan verdades cristalizadas. Que lugar le queda a lo nuevo, se preguntaba Groys?

Lo nuevo no es simplemente "lo otro", es un valor que enaltece al presente sobre el pasado y el futuro.

Lo nuevo es lo relevante, la diversidad reconocida culturalmente, lo interesante.

Desorganizaciones, desestructuras o redes: el sentido es construido colaborativamente, relacionalmente.

El arte: meter cuñas en la alienación colectiva, crear situaciones donde materializar proyectos nuevos.

Pero porque es necesario semejante trabajo imposible?

Es que las relaciones sociales se objetivaron en la modernidad, se volvieron manipulables, controlables mediante la globalización de las mercancías. De algún mdo la estética relacional de Bourriaud retoma el situacionismo estético, pero con un "más allá", extensiones que el autor quiere desenredar; detrás de estas ideas iremos en este complejo post.

Dijimos que los sistemas visuales se organizaron a lo largo de la historia del arte en una serie de clusters: de las formas ideales de los iconoclastas bizantinos a las redes interaccionales del ready made, pasando por el reino de los objetos de la modernidad escultórica y pictórica.

Es acá donde Bourriaud retoma el pensamiento de un psiquiatra y analista francés fallecido hace 15 añós, cuando apenas despegaba la sociedad de redes, pero que tuvo la lucidez de rechazar la figura del autor en propcura de la recuperación de lo colectivo.

El pensamiento de Guattari

Félix Guattari había sido paciente y discípulo de Lacan, pero en algún momento no creyó que fuera posible aislar el inconsciente en el lenguaje, sino que había que remitirlo a todo el campo social, económico y sobretodo político.

De muy niño le había tocado presenciar la muerte de su abuelo y eso le había producido pesadillas. Recurrió a una técnica sencilla, sugerida por su hermano: despistar a la pesadilla durmiendo con la cabeza para otro lado. Y funcionó!

Toda su obra, filosófica, política y clínica, constituye un reconocerse a sí mismo frente a la muerte, esa muerte que lo había marcado. Guattari iba tanteando el impacto de la muerte, lo que implicaba al mismo tiempo ir encontrando maneras de despistar el susto aterrorizador movilizado por este impacto y su efecto de parálisis e impotentización.

La muerte podía vestirse de capitalismo, caos o desorden y el caos es portador de complejificación, de emergencia de lo nuevo. Por eso Gauttari va ir siempre hasta el límite.

La suya fue la época de los experimentos antipsiquiátricos de David Cooper, basados en la concepción de que la locura era una construcción social expulsiva y que la psiquis era el resultado de componentes múltiples y heterogéneos sobredetermiandos por la superestructura capitalista.

La búsqueda radical de Guattari, de reintegrar la complejidad de los individuos, su libido, sus sueños e inclinaciones en la ecuación política, le llevaron a promover lo que llamaría la ecosofía, una caja de herramientas que usaremos al modo de Bourriad, no necesariamente para trabajar sobre el arte, pero tomándolo como modelo para entrarle a la cuestión de las formas de vida tecnológica.

Para Guattari lo importante "...es saber si (el arte) concurre ... a una producción cambiante".

El arte, formato privilegiado

Los noventa fueron la década del nacimiento y despegue de la inteligencia colectiva, de las multitudes inteligentes, de las redes sociales telemáticas gracias a la popularización de Internet y los artistas incluyeron estas lógicas en sus obras, incorporando al público como parte.

Incluidos en experiencias, una materialidad invisible del arte.

Para Guattari, tan Nietzchiano como Groys, pero a su manera, el arte es una materialidad viva, cambiante, ambivalente y así son sus palabras, los términos con los que se expresa.

Con "palabras-baúles", neologismos, y contradicciones va a moverse, siempre moverse, porque su estética es potencial. Su pregunta central es: ¿Como nos subjetivamos, como enfrentamos la muerte, la alienación?

Si para él la subjetivación es un proceso nunca acabado,

Habrá que reinventar la subjetividad, dice Guattari. Pero, desde donde?

Lo primero es desnaturalizar la subjetividad. Hay que desterritorializar sus procesos internos, desnaturalizarlos, denunciar las máquinas tecnológicas que operan en en corazón de la subjetividad.

Dispositivos mecánicos no humanos, lo que ahora conocemos como nuevas tecnologías de la Información y la Comunicación producen subjetividades seriadas, homogéneas, neuróticas.

Lo segundo: por medio de la re-singularización colectiva emancipar la posibilidad de subjetivar. No existe la autónoma sino des/acopladamientos a redes sociotécnicas. En este sentido subjetivarse es relacionarse, integrar fragmentos para resistir la uniformalización.

Las cosas son simples en un sentido: el empoderamiento de los docentes y de los alumnos de las nuevas posibilidades que abren los dispositivos digitales está sobredeterminado es un asunto complejo, colectivo, sobredeterminado.

Lo tercero: un trabajo de corte y confección, el ejemplo es Marcel Duchamp y sus ready made. Corta un objeto de la serie de iguales, un inodoro por caso y lo confecciona, lo acopla en una situación nueva.

Pero no se trata de Marcel Duchamp, nada tiene que ver el individuo con la subjetividad. El individuo firma, autoriza, ilusiona desde su torre de marfil, en cambio el subjetivista trabaja como en una orquesta.

El sujeto sería como una serie de placas apareadas de fragmentos, hecho de procesos de corte y confección. Podemos ver la forma en que muchos adolescentes se visten, mezclando ropas viejas y nuevas, colores, ondas, épocas y al mismo tiempo descubrimos al capitalismo reduciendo todo eso a mercancía, a gigantografías, a marketing viral.

La propuesta de Guattari no deja de ser utópica: cultivar la diferencia, lo raro, continua y radicalmente, denunciando todo lo estereotipado.

Se trataría de envenenar todas las certidumbres, derramar delirio en todos los campos del saber. Guattari ve en los artistas y en los psicoanalístas los heroes de esta epopeya, quizás deberíamos tratar de percibir cuanto nos toca en este asunto y a la vez colocar sus ideas en su época, en el mayo frances, en las décadas del 60 y 70 cuando todo esto recién se estaba empezando a cocinar.

Se trataría de balizar territorios mínimos donde identificarnos: familia, educación, deporte, religión, arte, creencias que recortamos arbitrariamente de la máquina informativa. Lo llama ritornellar: concentrar, fijar energía, condensar subjetividad para convertirla en acciones.

Dijimos que para Guattari la singularización son las operaciones de corte, distanciamiento, disenso: siempre parciales respecto a un sistema global, relacional, informacional.

El capitalismo es una máquina de neurosis porque cristaliza, seca, convierte en mercancía, vacía de subjetividad lo percibido. Supongamos un cantante de moda: que queda del artista original, si lo hubo alguna vez, detrás de esa compulsión a cantar una y otra vez el mismo tema? Eso es lo opuesto a ritornellar, es neurotizarse,es antiartístico.

O inflacionarse de algún fragmento y estallar convertido en sólo eso: la psicosis para Guattari es otra forma de la desviación de lo que debe fluir, circular, mantenerse vivo.

El capitalismo es el enemigo para Guattari y como médico psiquiatra propone una cura, una cura parcial, con objetos parciales.

El artista, psicoanalista o lo que sea, crea espacios pasajeros de subjetivación, curas parciales: el arte puesto a bifurcador de la subjetivación estancada. De alguna manera el arte es la cura del capitalismo.

Como? El artista/analista ofrece una situación, el público la re-crea y al hacerlo hace una "transferencia" de sus situaciones estancadas. En esta transferencia puede ahora darse una reinvención, que implica trabajo y compromiso, pero que a la vez generan nuevas estrategias de existencia.

El objeto estético es un subjetivador parcial y pasajero que permite cierto cuantapropismo del arte actual: sampling, reconversiones, reinvenciones: superficies, dispositivos, volúmenes, estrategias.

Para Clemente Greenberg el arte opera como importador de métodos y conceptos para fabricar híbridos, entrega "derecho de asilo" a lo que se aparta de la norma, que no encuentra su lugar.

Un lugar donde el ready made producido seriadamente adquiere plasticidad, autopiesis, capacidad de autoenriquecernos.

Queda por ver cuanto de todo esto puede reconocerse en los blogs, en los wikis, en las redes sociales como Facebook, en los buscadores de sentido como Goolge, en la polifonía de la contextopedia o en la conciencia de la Web en Technorati.

Así llegamos a una posibilidad de lectura del arte actual en la socieda informacionalizada, una forma de paseranos por esa muestra de fotologs en Suiza.

La creación de dispositivos de existencia temporales, hechos con la materialidad de los gestos, del trabajo, alineados detrás de lo estético que tanto para Guattari, como para Groys y Bourriaud se trata de lo sublime en medio de lo profano.

Habrá que seguir trabajando, diría Guattari.

1 comentarios

Debemos ser la reinvención de la propia individualidad para transgredirlo todo y evolucionar.

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