En poquísimo tiempo se ha dicho mucho de los "Bodies", que la empresa Premier Exhibition propone visitar en el porteño Shopping del Abasto.
Si es cierto que cada época reacomoda las tensiones de las anteriores, liberando algunos monstruos y apaciguando a otros, "Bodies" no parece escapar a esta lógica: se ingresa a un estacionamiento subterráneo, con la tarjeta de crédito se elige por una única entrada con o sin beneficios y en pleno shopping uno se larga a recorrer con la vista hipercuerpos, exageraciones obscenas de nervios, músculos y fetos en una sigsageante linea de galerías.
Bastaría con algunos personajes de la televisión, pero nosotros queremos más: churrascos humanos, bondiolas listas para la sartén y hasta huesitos para el perro en una exuberancia nunca vista.
Puede que yo haya ido con los lentes puestos: un año de anatomía normal y otro de anatomía patológica, dos materias de la carrera de medicina que me espantaban, dejaron una huella indeleblemente borrada en mi cabeza.
Veo carteles con tonterías tales como "estos cuerpos han sido tratados con el respeto que se merecen": Bullshit! De que respeto me hablan? Todo estudiante de medicina que se precie ha puesto su dedo índice en algún orificio cadavérico para chuparse el dedo medio y espantar alguna compañerita de curso.
"Algunas personas sensibles puede que se desmayen viendo fetos en frascos" Bullshit! Todos se arrojan al recinto a ver de que se trató el ultimo aborto prohibido.
Otras muestras de la demagogia y la hipocresía llevadas al techo y ofertadas al por mayor en Bodies: junto a un pulmón enfermo una caja donde tirar la caja de cigarrillos, una vendedora de la prepaga Galeno ofreciendo suscripciones al servicio de salud, en pleno cementerio viviente.
Pero sigamos tirando del hilo: casi 2000 personas diariamente abonan 10 dolares por cabeza para arremolinarse en círculos giratorios sobre cachos de carnes secos y plásticos y yo no se si percatándose que esos cuerpos son espejos, son también visitantes del museo, de un museo que es un fractal del shopping, que es a su vez un fractal de la bendita ciudad de Buenos Aires.
Qué pasa con los muertos muertos de ahora en más? Qué tal si los plastinados pudieran moverse entre nosotros, menos maquillados? Qué sucedería si les pusieran unos pequeños motores eléctricos para que deambularan por la sala, con alguna posibilidad inclusive de responder sobre las circunstancias de su muerte, sobre el acuerdo de copyright firmado oportunamente en Alemania, o en China o va ya a saber donde?
Nada tengo contra esta exposición-pantalla donde proyectarnos a nosotros mismos, a esta tribu congelada donde podemos ser observadores no participantes de nuestro propio mundo, solo que me resulta demasiado real, demasiado siglo XXI, demasiado cirugía estética y botox.
Todo esto y más puede verse en "Bodies", a condición de tirar del hilito y ver que sale.
Escribir un comentario