Un clima festivo inunda las casas y los medios de comunicación: todos los habitantes de Buenos Aires saltamos de felicidad y nos tiramos copos de nieve.
Unos salen con sus perritos, otros mandan saludos para la prima en la provincia y hasta los chorros parece que pararon esta noche para disfrutar de la nevada porteña. Llevábamos casi un siglo esperando a la nieve y al final se presentó.
Así es el clima. Luis Shultman, que fuera asesor de De la Rua, me comentó en una entrevista que le hice en 1996 en el Instituto Nacional de la Administración Pública que, para el argentino, todo dependía de lo que cayera del cielo.
Nada de trabajo, organización o proyecto, 500 años de vivencias desde la llegada de los españoles eran muestra suficiente de que el agua hacia crecer las plantas y engordar las vacas.
Si llovía las vacas engordaban, si había sequía vendría un año de vacas flacas.
Pensando en eso veo por la ventana nuestra última nevada en Buenos Aires.
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