Según sigo leyendo en el libro "Una historia del cuerpo en la Edad Media", fue el siglo XII testigo del Renacimiento, entendido como el auge del individuo y la des-agregación cuerpo/alma y no el siglo XVI como al menos yo tenía entendido.
Es increíble como cosas que pasaron hace tanto tiempo siguen produciendo tantos efectos o en todo caso logran seguir existiendo.
Desde aquel entonces parece que vivimos amenazado por el morir, flotando en un magma de imágenes de vivos y muertos. Imágenes que nos comunicamos unos a otros, a través de los cuerpos y las neuronas en espejo.
Cristo crucificado, los "programas" de Crecenti sobre tratamiento del cáncer, las torres gemelas, las arrugas o los chicos de la Guerra de Malvinas: toda una lava mental se mueve y nos asusta pero no en cualquier dirección, sino hacia donde la religión nos dice.
No importa que hoy la religión sea la madre Teresa de Calcuta, Coca Cola o Mastercard, todo fue inventado en el siglo XII, al menos según Le Goff.
Una gigantesca operación imaginaria y colectiva que funciona aún como un cartel de ruta: a la derecha la vida, a la izquierda la muerte. Que miedo!
Efectivamente, el cristianismo, como una especie de gen hox, se apropió de la llave que regulará desde entonces el paso todos daremos desde la vida hasta la muerte.
Control del morir: la iglesia, hasta la fecha, cobra por los derechos de autor de la idea (y la medicina también).
Allá vamos, con nuestro cuerpo y alma a cuestas desde el siglo XII. Progresivamente esta discriminación, este doblez, se ha ido retroalimentando con las costumbres. A veces hay que consultar a un médico del cuerpo y otras al médico del alma (sacerdote o publicista).
Así, sacerdotes y médicos se despegaron, aunque conservando algunas semejanzas: formar cofradías y trabajar para la aristocracia y ver lo invisible.
Quien lo dice
Un monje de este Renacimiento medieval, Abelardo de Bath, necesariamente un traductor en una época con tantas lenguas y modos de pensar, se quejaba de que para publicar debía afirmar que no ha sido él quien ha tenido la idea, sino otro.
¿Que quiere decir esto? ¿Que Galeno es una máscara? Si, pero quiere decir algo más, al menos para mí. Quiere decir que, en una época donde el sujeto no había sido puesto tan demagógicamente como hoy en el centro, se reconoce que las ideas están ahí, en la red de discursos y podemos tomarlas prestadas o dejarlas.
Toledo. Siglos XII y XIII. Casi España. El desorden produciendo orden: ahí le ha tocado vivir a don Abelardo, donde grupos de cristianos, judíos y musulmanes traducen al latin y a las lenguas romances textos musulmanes de geografía, astronomía, cartografía, filosofía, teología, medicina, aritmética, astrología o botánica, entre otros. Para empezar está bien.
Un contexto general para unos memes particulares, que se han infiltrado hasta hoy. Parece que esta escuela de Toledo fue el origen y la base del renacer científico y filosófico de las escuelas de Chartres y la Sorbona, que impulsarían lo que entendíamos como Renacimiento pero que fue en realidad el renacimiento italiano.
Volviendo a la medicina del cuerpo, dice Le Goff que durante la Edad Media quedó relegada a asistente de la medicina del espíritu, aunque aportó inventos que aún nos son cotidianos: alcohol, ligaduras, cauterizaciones, magnetismo o reducción de fracturas.
Esta misma época es la del auge de los monjes de Cluny, que introducen en España el románico, el retorno a la Iglesia primitiva y la fiesta de los difuntos, que aún se festeja el 2 de noviembre.
En definitiva, la Edad Media configura una matriz que va a dar un lugar y un no lugar al cuerpo: el cielo y el infierno, la derecha y la izquierda, el arriba y el abajo.
La carne funcionará de ahora en más con la energía de la mímesis, pero gobernada por una verdad trascendente: el cristianismo.
Podríamos acá hacernos los distraídos, porque muy pocos cuerdos cargan aún con la idea del infierno, pero de la cirugía estética, ¿como andamos?
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