Lisa Simpsom es, como dice Flanders, la que contesta aquello que no se le preguntó, la que resuelve problemas que a nadie le preocupan. No importa si son problemas graves y reales.
Al menos parece que no les importa a las personas cercanas o que a veces confunde a cercanos con lejanos, familiarizando a quienes no lo son.
Por cierto, sería maravilloso un mundo donde todos nos trataramos como cercanos, pero parece que las cosas no son ni van a ser así.
Sin embargo Lisa está en los Simpsom; va y viene con este desencuantro dentro de Springfield, un pueblo hecho solo de luz coloreada. Pero la luz se las trae: según parece, cuando vemos, vemos intenciones, intenciones en el otro o intenciones que podrían adjudicarse a una relación con un objeto. Por ejemplo: ver una taza es ver la intención de llevársela a los labios, por caso.
Como diría Burt, esto viene "de pelos" para seguir dejando sedimentar la lectura del libro de Rizzolatti sobre neuronas espejo: voy por la parte en que se describe un tipo especial de neuronas en espejo las cuales son las "comunicativas". Son, llamativamente neuronas visuales.
Pero siempre? Parece que no, según este autor y sus colaboradores, o al menos lo que voy entendiendo, nuestra burbuja proxémica (el espacio próximo alrededor de nosotros) recibe información táctil-visual, mientras que más allá de nuestro espacio cercano se extiende un espacio lejano donde vemos, solamente.
Es decir que nuestras neuronas se organizan en dos sistemas diferentes, según se trate de contactarnos con lo cercano o lo lejano.
Quien no recuerda esos documentales del Discovery Channel en el que unos monos se sacan con muchísima atención las pulgas, unos a otros.
Es el espulgamiento (grooming) que pareciera que durante miles y miles de años propició evolutivamente la aparición de coaliciones entre monos cercanos espulgados/espulgantes (táctiles-visuales) y monos lejanos (visuales).
A su vez estas características deben haber reforzado esa tendencia a considerar a aquellos cercanos como confiables y tocables y a los "otros" como peligrosos, como para tenerlos en la mira.
La otra cosa interesante es que ingerir y comunicar parecen tener un sustrato neurológico común, como si comunicar fuera incorporar.
Hay que seguir leyendo, buscando material y discutiendo, pero el tema es muy fuerte.
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