Hay cuestiones que no tienen solución y mejor aceptarlas lo antes posible, como la operación de mi amigo Horacio que hoy salió mal. Pero también tenemos una multitud de problemas sobre los que vale la pena trabajar y que por lo tanto tienen soluciones. Uno de los tantos es el mismo que tenían un grupo de habitantes del viejo oeste: juntar dinero suficiente y si es posible un poco más. Nosotros estamos acá, ellos estaban allá en 1896 cuando se lanzaron a la región de Klondike.
Nada sorprende si digo que se trataba de una de las tantas fiebres del oro del siglo XIX y que el resultado final fue un tendal de muertos y una minúscula camada de millonarios, dentro de los cuales estaban los fabricantes de picos, palas y dinamita, por supuesto.
Toda una muestra más a favor de la memética y la autonomía de las narraciones: del mismo modo que las puntocom de la primera Internet, los mineros febriles del Oeste avanzaron por tierras libertarias para terminar atrapados en el fracaso.
No vaya a ser que la WEB 2.0 siga esos pasos, pero mientras miramos para otro lado para no enterarnos de cosas tristes, digamos que el modelo Klondike parece funcionar como un destornillador muy versátil para situaciones cotidianas.
La idea de este post no es dar una receta de como encontrar oro, sino apuntar a bocetar una matriz de solución de problemas complejos.
Acabo inundar mi cabeza con "La bañera de Arquímedes y otras historias del descubrimiento científico" de David Perkins.
El libro intenta de resolver el reto del minero febril, desagregando su problema (volverse rico encontrando oro) en varios pasos que ayudan a entender porqué la mayoría termina seco de toda sequedad. Trata de cómo enfrentarse a situaciones borrosas o irracionales y no morir en el intento.
En su vida de todos los días, cada uno de nosotros es un poco como un minero en Klondike, obteniendo el oro donde es escaso, sacando agua de las piedras, no importa si vendiendo chupetines en una esquina o inventando autos a hidrógeno.
La propuesta del libro es que convirtamos los dilemas en problemas, aunque sean irracionales.
Para eso Perkins encuentra 4 componentes a considerar en el Klondike nuestro de cada día:
1 Extensión
2 Concentración
3 Pre-conceptos
4 Alternativas
Dicho mas fácil:
1 El lugar donde puede estar el oro es realmente muy amplio, como sabe todo recién desocupado.
2 Existen muy pocas vetas donde el metal precioso está alcanzable y no hay indicios a la vista.
3 Llegamos al terreno con muchos pre-juicios inadecuados (debería haber pepitas de oro en los descansos del río...).
4 Tendemos a comprar la solución en las primeras pistas, aunque sean dudosas.
El autor propone:
1 Delimitar y tomarse el tiempo para explorar activamente el espacio problema.
2 Concentrarse en las incongruencias, rarezas, indicios, sorpresas, fallas.
3 Desconfiar de las propias creencias, reconsiderar el asunto desde perspectivas nuevas.
4 Desconfiar de las primeras soluciones, especialmente si son sospechosamente simples.
Por lo que se ve, sacar oro cognitivo en una cultura sobredatada, infoxicada, no va a ser nada fácil, en la medida que los espacios de posibilidades se extienden y todas las asperezas son limadas una a una por la trituradora digital.
Al mismo tiempo se produce un "atenazamiento" mediante las virtualizaciones digitales de todo tipo que simulan situaciones de abundancia al tiempo que las rarezas y los acontecimientos son puesto ahí, por los programadores.
Es por eso que en los foros de videogames la naturaleza de las discusiones es tan voraz y todo el magma de voces resuena como una selva virgen, donde los cazadores se acechan unos a otros.
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